El Shakuhachi es una flauta de bambú originaria de China y se supone que llegó a Japón hacia el siglo VII. Posteriormente, hacia el siglo XVI, fue adoptada por los monjes budistas Komuso -monjes de la nada y el vacío- como instrumento de práctica religiosa en la meditación denominada sui zen (zen soplado) que éstos realizaban además de la práctica del sa zen (zen sentado). A partir de entonces, el instrumento se convirtió en una herramienta religiosa.
Posteriormente, las configuraciones sonoras que constituían el sui zen fueron recuperadas como piezas musicales y transmitidas bajo el nombre de honkyoku, a la vez que la participación del instrumento en otras formas musicales aumentaba.
(escrito por Horacio Curti, maestro de Shakuhachi)
Aunque en los siglos XV y XVI se encuentra otro tipo de flauta vertical más corta, conocida como Hitoyogiri, no es sino hasta el siglo XVII cuando reaparece en la forma en que la conocemos en la actualidad.
La flauta Shakuhachi tuvo su desarrollo a partir de ese momento en manos de monjes de la secta Fuke del Budismo Zen, quienes la consideraban no como un instrumento musical (Gakki en japonés), sino como un instrumento de religión (Hoki) o de meditación. La formación de estos monjes se basaba en la práctica de tres disciplinas: Zazen (meditación en silencio), Suizen (meditación con la respiración a través de la práctica de la flauta Shakuhachi) y una especie de arte marcial o esgrima utilizando el fuerte y pesado cuerpo de la flauta como arma de defensa, una práctica bastante necesaria para estos monjes ambulantes.
Hacia el siglo XVIII Kurosawa Kinko (1710-1771), samurai retirado y profesor de Shakuhachi en un templo de la secta Fuke creó un estilo musical basado en las técnicas y melodías empleadas por los monjes para la meditación. Posteriormente el instrumento entra a formar parte del Sankyoku (trío instrumental) al lado del laúd Shamisén y de la cítara Koto.
Con la apertura y comienzos de la internacionalización del Japón hacia finales del siglo pasado, las técnicas y repertorio de la flauta Shakuhachi y de otros instrumentos tradicionales toman nuevos rumbos. Hacia 1896, Nakao Tozan establece la segunda escuela o estilo de importancia que se conoce en la actualidad, caracterizado por la búsqueda de nuevas sonoridades, en contraste con el estilo Kinko, más tradicional.
Es indudable que la internacionalización del Japón a partir de 1868 afectó enormemente a las artes tradicionales, pero en las últimas décadas la música tradicional japonesa ha ido tomando un papel cada vez más relevante en la aparición de estilos contemporáneos. Los compositores tanto asiáticos como occidentales que han dirigido su atención hacia la música y estética tradicionales japonesas está aumentando considerablemente. Particularmente la flauta Shakuhachi y la orquesta cortesana Gagaku han servido de inspiración a compositores de vanguardia. Una muestra de ello se puede apreciar en la enorme participación internacional en el Festival Mundial de Shakuhachi que se celebra en este mes (5 al 11) en Boulder, Colorado, U.S.A.
(escrito por Mauricio Martínez R. en
www.japonartesescenicas.org)
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