29 mayo 2006

Echo Mike

"Cantar con Echo Mike es de profesional... sional... sional", anunciaba hasta el cansancio el jingle de este producto apadrinado por Cacho Bochinche. Desconfíen. El día que vean a Anthony Kiedis de los Chili Peppers o a Mick Jagger tomar en sus manos un grotesco micrófono de plástico de color rosa (que no precisa de pilas) y contonearse frente a miles de personas con un sublime efecto de repetición, será el mismo día en que podremos creer en forma absoluta en la publicidad. Recién entonces, los feos escépticos compraremos desodorantes para aumentar nuestra disminuida atracción sexual u obtendremos la fórmula de la felicidad luego de adquirir una pastilla para inodoros.

El Echo Mike fue uno de los tantos productos que Cacho Bochinche promocionaba con sagacidad a través de la televisión. Casi todos ellos tenían dos características comunes: eran de plástico e inservibles, lo que no evitaba que a muchos nos produjeran una atracción irresistible, quizá gracias a la habilidad de Cacho para presentarlos en diversas publicidades. Ello no significa que los spots fueran obras maestras audiovisuales, sino que tenían la cuota bizarra justa para ser recordados por grandes y chicos, al fin y al cabo un acierto (por más datos, rememorar el "Para ser más lindas, ¡que las lindas!", del Beauty Set y Clip Manía... Laura Martínez compartía la habilidad de su partenaire).

Este ejemplo en cuestión pertenece a finales de los '80 y principios de los '90, y logró perdurar a causa del jingle y la puesta en escena del comercial. Era plena época de JazzyMel, lo que llevó a que los dos niños protagonistas (varón y nena) fueran disfrazados a la moda rapper y debieran bailotear con dos micrófonos Echo Mike en sus manos mientras enumeraban las bondades del producto. Nunca tantos gorros de visera se dieron vuelta por tan poco. No revelaremos la identidad del niño cantante (que hacía un buen trabajo, por cierto), a fines de preservarlo de los comentarios punzantes de sus actuales compañeros, pero podemos darles algunas pistas enigmáticas: se llama Fabrizio Bianco, tiene más de 25 años y cursa Filosofía en la Facultad de Humanidades.

Importado por Fábrica Peñarol, como gran parte de los juguetes de la época, el Echo Mike se anunciaba casi como un milagro: un micrófono verdadero que no precisaba ser enchufado ni funcionaba a pilas. "El único que tiene un eco de verdad" era básicamente un tubo de plástico con un resorte adentro, complejo mecanismo de ingeniería que cumplía el papel de caja de resonancia. Ello producía el fenómeno de repetición anunciado, que más que un eco era un fenómeno de reverberación con un sonido interesante. Obviamente, la grabación del jingle se realizó con micrófonos verdaderos y con un eco proveniente de una consola.

El Echo Mike no fue una sensación local: de hecho sigue comercializándose en otras partes del mundo en forma muy reducida, incluso a través de Internet. Su costo ronda los tres dólares y se usa comúnmente para niños pequeños con problemas de aprendizaje en el habla, ya que de acuerdo a las empresas que lo venden motiva a la repetición de frases y palabras... palabras... palabras…


Este y otros objetos de culto en:
www.montevideo.com.uy/

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