04 octubre 2012

Neil Harbisson


 
 
Neil Harbisson es un artista que se define a sí mismo como «cyborg sonocromático». Nació con un trastorno visual llamado acromatopsia que hace que perciba el mundo en blanco y negro. En el año 2003, inició un proyecto con el ingeniero informático Alan Montandon y varios colaboradores que consistía en desarrollar un ojo electrónico. Este ojo tiene un sensor que detecta la frecuencia del color que tiene delante y la transmite como sonido a través de los huesos (lo que se suele llamar bone conduction).
 
Nací con una rara enfermedad visual llamada acromatopsia, es decir, incapacidad total para ver los colores, así que nunca he visto los colores y no sé cómo son, porque vengo de un mundo en escala de grises. Para mí el cielo es siempre gris, las flores son siempre grises, y la televisión sigue siendo en blanco y negro.

Pero desde los 21 años, en lugar de ver los colores, los puedo oír. En 2003 comencé un proyecto con el ingeniero informático Adam Montandon, y el resultado, con la colaboración adicional de Peter Kese de Eslovenia y Matias Lizana de Barcelona, es este ojo electrónico. Es un sensor de color que detecta la frecuencia de color enfrente de mí —(Sonidos de frecuencia)— y envía esta frecuencia a un chip instalado detrás de mi cabeza, y oigo el color enfrente de mí a través del hueso, a través de la conducción ósea. (Sonidos de frecuencia) Entonces, si tengo por ejemplo... Este es el sonido del púrpura. (Sonidos de frecuencia) Y este es el sonido de la hierba. (Sonidos de frecuencia) Este es el rojo, como TED. (Sonidos de frecuencia) Este es el sonido de un calcetín sucio. (Risas) Que es como amarillo.

Como llevo ocho años escuchando los colores, desde el 2004, me parece completamente normal oírlos todo el tiempo. Al principio tuve que memorizar los nombres que dan a cada color, luego tuve que memorizar las notas musicales, pero después de algún tiempo, toda esta información se convirtió en una percepción. No tenía que pensar en las notas. Y luego esta percepción se convirtió en una sensación. Comencé a tener colores favoritos, y empecé a soñar a colores.

Empecé a soñar a colores cuando sentí que el software y mi cerebro se habían unido, porque en mis sueños, era mi cerebro el que creaba sonidos electrónicos. No era el software, entonces ahí fue cuando empecé a sentirme un cíborg. Cuando empecé a sentir que el dispositivo cibernético ya no era un dispositivo. Se había convertido en una parte de mi cuerpo, una extensión de mis sentidos, y después de un tiempo, hasta se convirtió en una parte de mi imagen oficial.

Este es mi pasaporte desde el 2004. En los pasaportes del Reino Unido no se permiten fotos con equipos electrónicos, pero yo insistí en la oficina de pasaportes en que lo que veían era en realidad una nueva parte de mi cuerpo, una extensión de mi cerebro, y finalmente aceptaron que apareciera con esa foto en el pasaporte.

Mi vida ha cambiado radicalmente desde que escucho el color, porque el color está casi en todas partes. Por ejemplo, el cambio más grande es ir a una galería de arte y poder escuchar un Picasso. Es como ir a una sala de conciertos, porque puedo escuchar las pinturas. Para mí los supermercados son impactantes, es muy fascinante recorrerlos. Es como ir a un club nocturno. Están llenos de melodías diferentes. (Risas) ¡Sí! Especialmente la sección de artículos de limpieza. Es sencillamente fabuloso. (Risas)

También mi forma de vestir ha cambiado. Antes me vestía para verme bien. Ahora me visto para sonar bien.
Hoy estoy vestido en do mayor, que es un acorde bastante feliz. (Risas) En cambio, si tuviera que ir a un funeral, me vestiría en si menor, que sería turquesa, morado y naranja. (Risas)

También ha cambiado la forma en que veo la comida, porque ahora puedo ver lo que tengo en el plato, entonces puedo comer mi canción favorita. (Risas) Dependiendo de cómo la veo, puedo sentir y componer música con la comida. Imaginen un restaurante donde se pudiera pedir una ensalada Lady Gaga como entrada. (Risas) Esto probablemente incitaría a los adolescentes a comer verduras. O bien, un concierto para piano de Rachmaninov como plato principal, y algo de Bjork o Madonna como postre, sería un restaurante fantástico donde realmente se podría comer canciones.

La forma en que percibo la belleza también ha cambiado, porque cuando miro a alguien, oigo su cara, así que alguien podría parecer muy bonito, pero sonar horriblemente. (Risas) O podría suceder lo contrario. Me gusta crear retratos sonoros de la gente. En vez de retratar el rostro de una persona, dibujar la forma, la señalo con el ojo electrónico y escribo las diferentes notas que oigo, y luego creo retratos sonoros. Estas son algunas de las caras.
(Acordes musicales)

Sí, Nicole Kidman suena bien. (Risas)

Algunas personas que no tienen nada que ver tienen un sonido similar. El príncipe Carlos tiene cierto parecido con Nicole Kidman. Los sonidos de sus ojos son parecidos.

Relacionan personas que nunca hubieran asociado, y de hecho pueden hacer conciertos mirando las caras del público. Conecto el ojo electrónico y toco las caras del público. Lo bueno es que, si el concierto no suena bien, es culpa de ellos. No es mi culpa, porque... (Risas)

Otra cosa que pasa es que empiezo a tener este efecto secundario, es decir, que los sonidos normales comienzan a convertirse en color. Oí sonar el teléfono y lo sentí verde porque tiene el mismo sonido del color verde. Los pitidos de la BBC suenan turquesa, y escuchar a Mozart se convirtió en una experiencia amarilla,

entonces empecé a pintar la música y las voces de la gente, porque las voces de las personas tienen frecuencias que se asocian al color.

Y aquí está la música traducida en color. Por ejemplo, la «Reina de la Noche» de Mozart es así: (Música) Muy amarilla y colorida porque hay muchas frecuencias diferentes. (Música) Y esta es una canción completamente diferente. (Música) Es «Baby» de Justin Bieber. (Risas) (Música) Es muy rosa y muy amarilla.

Y luego las voces, puedo transformar los discursos en color, por ejemplo, estos son dos discursos famosos. Uno de ellos es «I have a dream» de Martin Luther King y el otro es de Hitler. Me gusta exhibir estos cuadros en las salas de exposiciones sin la etiqueta, y luego preguntarle a la gente: «¿Cuál le gusta más?» La mayoría cambia de preferencia cuando les digo que el de la izquierda es Hitler y el de la derecha es Martin Luther King.

Llegué a percibir 360 colores, como en la visión humana. Era capaz de diferenciar todos los grados del círculo cromático. Pero luego empecé a pensar que la visión humana no era suficientemente buena. Hay muchos más colores que nos rodean que no podemos percibir, pero que el ojo electrónico sí puede percibir. Entonces decidí seguir ampliando mi percepción del color, y agregué infrarrojos y ultravioletas a la escala de color traducida en sonido, y ahora oigo colores que el ojo humano no puede percibir.

Por ejemplo, percibir los infrarrojos es útil porque se puede identificar si hay detectores de movimiento en una habitación. Puedo oír si alguien me apunta con un control remoto. Y lo bueno de la percepción ultravioleta es que se puede oír si es un buen día o un mal día para tomar el sol, porque los ultravioletas son un color peligroso que realmente nos puede matar, así que creo que todos deberíamos percibir las cosas que no podemos percibir.

Es por eso que hace dos años creé la «Cyborg Foundation», una fundación que trata de ayudar a la gente a convertirse en cíborg y la alienta a ampliar sus sentidos usando la tecnología como parte del cuerpo.

Todos deberíamos pensar que el conocimiento viene de nuestros sentidos, entonces si los ampliamos, por consiguiente, se ampliará nuestro conocimiento. Creo que la vida será mucho más emocionante si dejamos de crear aplicaciones para los teléfonos celulares y empezamos a crear aplicaciones para nuestro cuerpo. Creo que esto será un cambio muy importante que veremos en este siglo.

Así que animo a todos a pensar en los sentidos que les gustaría ampliar. Los animo a convertirse en cíborgs. No estarán solos. Gracias.


 
http://www.ted.com/talks/lang/es/neil_harbisson_i_listen_to_color.html

Peter Gabriel - "New Blood"



Peter Gabriel presenta con un nuevo tratamiento orquestal algunas de sus canciones más famosas, entre otras 'Digging In The Dirt' y 'Don't Give Up'. Las canciones han sido grabadas con una orquesta de 46 músicos. Ha estado de gira por varios países con el espectáculo llamado "New Blood" (con visuales de Robert Hodgin), bajo el slogan "No drums, no guitars"...a pura orquesta. Suena exquisito, la combinación potencia la emotividad en todas las canciones.




Robert Hodgin




Robert Hodgin es un artista visual que vive en San Francisco, USA. Trabaja en visualizaciones tanto en 2D como 3D. Utiliza programas como Java, Processing, C++, Cinder, OpenGL, y GLSL. Ha estado trabajando en los visuales de los últimos conciertos de Peter Gabriel (New Blood) y Aphex Twin, pero ha destacado en el reciente Eyeo Festival 2012, donde se presentó a dar una charla acompañado de 12 proyectos. Cuenta Hodgin que creó un cuarto, una simple caja gris donde domina la gravedad, la luz y el tiempo. Cada proyecto explora un tema. Imperdible combinación de imagen y sonido.

02 octubre 2012

Nano Micrófono



El dispositivo, capaz de registrar sonidos un millón de veces más sutiles que los captados por el oído humano, tendrá importantes aplicaciones médicas

Un equipo de investigadores de la Universidad de Munich, en Alemania, ha desarrollado un micrófono de tamaño nanométrico con el que se pueden escuchar los movimientos de las paredes celulares, la vibración de los glóbulos rojos o la respiración de las bacterias, entre otros objetos microscópicos. El avance, además de acercarnos más que nunca al universo microscópico, resultará clave para la medicina, puesto que podría ayudar a determinar la diferencia sonora entre una célula sana y otra enferma, así como a detectar el movimiento de parásitos por el flujo sanguíneo. (Por Yaiza Martínez).


Lutich ha desarrollado un micrófono muy especial: con él se puede escuchar a las bacterias. En una entrevista reciente, aparecida en la revista Science & Vie, Lutich explica que dicho micrófono sería como un “nano-oído”. Es decir, un dispositivo auditivo de tamaño nanométrico. Su diseño se ha basado en lo que se conoce como “pinzas ópticas”, un dispositivo que emplea partículas cargadas eléctricamente y suspendidas en un rayo láser, para suministrar una fuerza atractiva o repulsiva con la que pueden sostenerse y moverse objetos microscópicos.

En un artículo aparecido al respecto en Physical Review Letters, Lutich y su equipo explican que utilizaron estas pinzas ópticas en la detección ultrasensitiva de ondas de sonido presentes en un medio líquido. En concreto, los investigadores rastrearon con ellas la posición de una única nanopartícula de oro confinada en una trampa óptica tridimensional, y registraron sus vibraciones acústicas a un nivel de potencia acústica de hasta -60 decibelios. Según Lutich, esta potencia registrada sería “un millón de veces menor que el sonido más ínfimo que pudiera detectar un oído humano”. Esta capacidad del “nanomicrófono” para registrar sonidos tan minúsculos podría servir, añade Lutich, “para escuchar los movimientos de las paredes celulares, la vibración de los glóbulos rojos o la respiración de las bacterias”. El microscópico aparato podría ayudar, asimismo, “a determinar la diferencia (sonora) entre una célula sana y otra enferma”, afirma el investigador. “Con nuestro nano-oído hemos desarrollado un nanomicrófono que nos permitirá estar más cerca que nunca de los objetos microscópicos”, señala por su parte otro de los autores del avance, Alexander Ohlinger, en un comunicado de la Universidad de Munich. Ohlinger añade que, gracias a este dipositivo, se podrá “registrar información clave sobre los minúsculos movimientos celulares, sobre los orgánulos de las células y también sobre objetos artificiales microscópicos”.

En 2010, ya hablamos del desarrollo, por parte de investigadores de la Universidad de Glasgow, de la Universidad de Oxford y del National Institute of Medical Research at Mill Hill, en el Reino Unido, de un dispositivo similar al creado por Lutich y su equipo. En aquel caso, los científicos trabajaron en la creación del llamado “ micro-ear”, un sistema también basado en la técnica láser de las pinzas ópticas. La diferencia entre las pinzas y el micro-ear, en aquel caso, radicaba en que en el micrófono minúsculo se reúnen varios rayos de luz láser –en lugar de uno solo, como en las pinzas-, que se disponen en anillo para rodear y captar objetos diminutos. El sonido emitido por dichos objetos es lo que hace que las cuentas suspendidas en la luz de los rayos vibren. Estas vibraciones pueden ser medidas por una cámara de alta velocidad. De este modo, a través de las mediciones registradas, se conoce el sonido de los objetos. Los investigadores británicos consiguieron entonces escuchar con su dispositivo el llamado movimiento browniano de partículas microscópicas, que se produce cuando algunas partículas microscópicas se encuentran en un medio fluido como, por ejemplo, las partículas de polen contenidas dentro de una gota de agua.

Una especial importancia de estos avances radicaría en sus aplicaciones médicas. Así, además de las utilidades destacadas por Lutich y su equipo, los científicos británicos señalaron que pretendían escuchar con su “micro-oído” el movimiento de un parásito conocido como Trypanosoma cruzi, que produce la enfermedad de Chagas. La comprensión del movimiento del parásito que produce esta enfermedad a través del flujo sanguíneo del cuerpo humano podría favorecer el desarrollo de medicamentos que detengan el flagelo de esta bacteria y, por tanto, su propagación por la sangre, afirmaron los científicos.

http://www.tendencias21.net/sitemap/

Rendez Vous

De la serie del programa "Rendez Vous", de CBC Montreal. La propuesta se basa en la grabación en vivo de artistas de diferentes países tocando juntos...


 

01 octubre 2012

Herman Kolgen II

Reconocido por sus creaciones multimedia por más de 20 años, Herman Kolgen es un artista multidisciplinario que vive y trabaja en Montreal. Un verdadero escultor audiocinético que extrae su materia prima de la relación íntima que existe entre imagen y sonido, creando objetos que asumen la forma de instalaciones, videos, performances y esculturas sonoras. Constantemente explorando, trabaja en la coyuntura misma de los diferentes soportes, a la vez que elabora un nuevo lenguaje técnico revestido de una estética singular.

Su trabajo multifacético es, sobre todo, caracterizado por un acercamiento radiográfico a las huellas neurosensoriales y a los estímulos. Este efecto de rayos x, con su calidad inmaterial, le permite que lo invisible se haga visible mediante la intensidad interna de diversas reacciones sensitivas. Inspirado por esta tensión, tan brutal como frágil, construye una narrativa recurrente en la que la fricción temporal constituye el epicentro de su trabajo. En contraste, la noción de lo orgánico está en el centro de sus preocupaciones conceptuales. Combinado y asociado con lo digital y lo electrónico a través de un trabajo de extrema sensibilidad, lo segundo deriva luego hacia formas híbridas e indeterminadas. Su práctica en la instalación integra un trabajo vital de espacialización, notablemente refererido al aspecto del sonido. La creación y uso de sistemas aleatorios de imágenes y sonidos autogenerados también le permite la creación de espacios audiofónicos marcados por su calidad inmersiva. Se destacan en este ámbito las interacciones de Herman Kolgen con numerosos artistas sonoros y compositores electrónicos/electroacústicos como Taylor Deupree, AGF, Sawako y Akira Rabelais, entre otros.





A curva da cintura

Videos extraídos del DVD  "A Curva Da Cintura", proyecto grabado por Arnaldo Antunes y Edgard Scandurra. Grabado en Malí con la participación del músico africano Toumani Diabaté, intérprete del instrumento conocido como "Kora", tradicional de África Occidental, semejante a un arpa de 21 cuerdas.


 



Christian Marclay II



Christian Marclay (1955, USA) es un artista visual y compositor afincado en Nueva York, que explora los patrones de lenguaje que conecta el sonido, la fotografía, el video y el cine.

Marclay utiliza discos de vinilo y giradiscos para sus performances, tanto solo como en colaboración con músicos como John Zorn, William Hooker, Otomo Yoshihide, Butch Morris y otros. Marclay manipula y rompe vinilos para producir loops continuos y brincos, y como el dice prefiere usar sonidos procedentes de discos comprados en mercados de pulgas

Más sobre Ballenas


Las imágenes aquí reunidas han sido generadas por el ingeniero Mark Fischer, utilizando una transformación matemática del sonido. Fischer trabajaba para la marina de Estados Unidos creando softwares de sónares para uso militar pero cambió de profesión -sanamente- después de seguir epifánicamente a un grupo de ballenas azules para un proyecto de trabajo. Este ingeniero se dio cuenta que el método ...estándar de interpretar las canciones de ballenas usando espectrogramas de frecuencias agrupadas a lo largo del tiempo no proveía una representación precisa de la intrincada variedad de los cantos de las ballenas, por lo cual acudió a un campo de las matemáticas conocido como transformación de óndulas.

“Con las óndulas había una imagen que desplegaba una extraordinaria estructura. Algo estaba pasando con este sonido, aunque no estemos seguros exacatamente qué es”, dice Fischer.

La canción

La voz tiene un efecto inmediato en las personas, supongo que vinculado a lo más básico de nuestra comunicación, de nuestra naturaleza orgánica y de supervivencia. Ahora bien, el canto, aún sin letra, porta una significancia lúdica, de seducción de los sentidos, de despreocupación y conexión directa con el placer y el bienestar. No hay nada de urgencia ni peligro ahí. No hay necesidad, no hay que hacer nada. Significa solamente contemplar, y aún más. Como comentaba sobre la teoría de la “Música de las Esferas”, es obvio que estamos “conectados” a través de lo vibracional que altera nuestro cuerpo en niveles insospechados. Me es imposible descifrar o medir ese alcance, pero tengo la capacidad de sentirlo, como cualquiera. Cantando uno sincroniza con notas y tonos vinculados a esas emanaciones sonoras, a esas frecuencias que nos vibran. Y estamos solo hablando del sonido cantado con la voz. Hemos descubierto que provocando las vibraciones de cuerdas y pieles, golpeando elementos como las rocas (muy común entre los aborígenes de Australia o los Sufíes en el desierto, quienes tienen rocas consideradas especiales por su antigüedad y sonido único), y armonizando dichos sonidos, encontramos una sensación de plenitud incomparable. Sintonizados o no con el universo y sus planetas cantantes, con la mismísima Tierra que engendra sus cantos a través de ondas, como ha descubierto la Nasa recientemente, disfrutamos a pleno los efectos de hacer música.

Las letras en las canciones son mensajes, trasmisiones de quiénes somos y dónde estamos parados, pura expresión. Una canción también es un compendio de trucos que atrapan nuestra atención en varios niveles. Me gusta esa conjunción de sonoridad y mensaje, apariencia de “esculturas sonoras” que nos invitan a observar, discernir, encontrar…

Cuando elaborás una canción, se nota claramente que uno va manipulando los diferentes elementos, con conocimiento (o intento de conocimiento) de la reacción del oyente, del destinatario de la canción. Es casi como una receta de cocina…más de esto o de lo otro, te llevan para tal o cual resultado…

Pero hay un equilibrio exquisito en lo que se suma y se resta en la línea de tiempo que dura una canción. En todo lo que ocurre. Adoro ese desafío, esa búsqueda…

Cada canción es un planeta, un paisaje para recorrer, un momento de abstracción, y quizás hasta un sueño…

Al realizarla puedo sentirme como el mago que elabora un truco especial. Un tipo de ilusión particular. Conocés todos los detalles, por qué están ahí, que efecto van a tener. El oyente recibe el paquete completo y “cae” en el truco. Porque estás jugando con la atención del oyente. Me explico. Si colocás un ritmo (uno con djembé, por ejemplo, te sugeriría algo africano, pero si se conjuga con un sinte, empezaría a llevarte por otros lados…), el que oye se conecta con el pulso. En cuándo vuelve tal golpe de tambor, en la precisión de la ejecución, en el tipo de sonido…o sea, se internaliza en todo lo referente a ese ritmo (y al mismo tiempo empieza un viaje, un juego físico de sincronías. Determinadas frecuencias se conectan con ritmos cerebrales vinculados a distintos tipos de estados de ánimo). Pero si a ese ritmo de percusión se le suma otra cosa, y otra, y otra, la atención es manipulada, forzada a recorrer distintos focos…la persona se deja conducir, al mismo tiempo que refleja la consecuencia de su propio sentir. Por un lado entra en el camino de la influencia de las notas musicales, de los ritmos ejecutados, de lo que entra y sale, del mensaje, etc; y por otro engendra una reacción propia, un sentir único producto de su individualidad. Por más que haya mensajes y sintonías propias de una cultura, de los mensajes sociales propios de la época, hay un efecto sumamente personal y que difiere entre una persona y otra, condicionado por todo el bagaje cultural y experiencias de esa persona. Cambia en cada uno. Más o menos, pero cambia. Me gusta observar que es como el significado de los sueños. Me parece errado, por ejemplo, decir que si soñás con agua significa solo tal o cual cosa. Porque el agua tiene diferentes significados para cada persona, conjugado con el significado colectivo. Más allá de una concepción general y sapiencia del agua como elemento constitutivo de nuestro cuerpo, dador y conservador de vida, está la experiencia personal y los significados sumados. Si tu padre muere ahogado, soñar con agua va a tener una carga especial. Si tu padre estaba muriendo en un incendio, y justo lo salva un manguerazo de agua, otro será el significado. Y además, es un significado “mutante”, porque las experiencias de la vida vinculadas a ese elemento determinarán día a día la forma de ese significado. Más si tenemos en cuenta que cuando soñamos, nos estamos enviando/mostrando elementos que nos preocupan, que están en nuestra atención en un momento de nuestra historia. Es un proceso de cambios que incorporan, sumando y restando.

No nos importa develar qué hay detrás de una canción. Consumimos la canción, queremos “su” instante. Nos trasmite, nos mueve. Y más allá de querer volver a escucharla en el momento o años después, queremos escuchar más canciones. Empaparnos de nuevas formas y lenguajes, incorporando sensaciones, sentimientos, mensajes…creciendo con ellas.

(1 de octubre, 2012).



Trascripción del artículo sobre "Música de las Esferas", del 3 de setiembre de 2007:

Este es un mundo sonoro.

La cuestión sobre sonar y absorber sonidos, convivir con ellos por dentro y fuera, forma parte de nuestra naturaleza.

Resulta difícil contemplar el hecho de ser radar y señal emitida. Pero es fácil vivirlo, porque eso somos.

Esa simultaneidad de vibrar y ser vibrado, en fin, abre puertas. Conduce a una cadena de respuestas y futuras cuestiones.

¿Por qué buscamos con tanto énfasis hacer y escuchar música?

Ese orden de sonidos que amalgamamos para nuestro placer, tiene su misterio. El por qué elegimos ciertas notas y tiempos, el modo en que se presentan las vibraciones elegidas, los golpes, cada cuánto tiempo suena tal o cual instrumento -generador de sonido-. Cuál combinación nos emociona o nos exalta.

“Tocar música es conciliar nuestra totalidad en un instrumento, que no es sino el amplificador de nuestros mensajes”, dice el músico Carlos Fregtman en su libro “El Tao de la Música”.

Entonces ¿qué son esos mensajes y por qué precisan ser entonados?

Podemos imaginar que funcionamos como equipo, trasmitiendo información a través de todas las formas de comunicación que manejamos. Si existe la evolución, o al menos la idea de que el ser humano busca la mejor adaptación al medio en que vive, debemos considerar la posibilidad de que somos como un solo cuerpo actualizándonos, haciendo un update continuo de nuestro software interno, creado y compartido entre todos. Lo que sucede en nuestro entorno nos influye y repercute en nuestras manifestaciones.

Respecto a la historia de la música, basta un vistazo para corroborar que con el paso del tiempo hemos volcado distintos “paquetes” de combinaciones sonoras que encajan temporalmente con una identidad cultural. Sin darnos cuenta, investigamos a partir de la vivencia sonora. Cada época y su manantial de estilos musicales va dejando esquelas que otros coterráneos van rumiando, tomando y descartando, conformando la personalidad de un ser que alimenta genes con su información.

La forma en la que se expresa un sentimiento colectivo trasmite códigos de comportamiento sobre qué es lo que funciona, a dónde debemos acercarnos, qué preguntas conviene hacer. Inclusive, vaticina cuál puede ser nuestro próximo paso.

Si, todo eso a través de la música.

“La música y la danza son considerados, tanto por los poetas y profetas de la antigüedad, como por los científicos y físicos modernos, una manifestación de la energía dinámica universal. Los mitos del hombre hablan de la creación del mundo como una danza de Dios. Siva Natarajak, Señor de la Danza, envía palpitantes ondas de sonido a través de la materia, sacudiéndola del letargo hacia la vida. La música y el movimiento, como expresiones orgánicas del ser humano, se encuentran tan enraizados y entrelazados, que es difícil situar el límite entre ambos, si es que existe. Todas las cosas son agregados de átomos que danzan y por sus movimientos producen sonidos. Cuando cambia el ritmo de la danza, cambia el sonido que ésta produce; y a la inversa: la pulsación sonora afecta por sí sola los procesos de movimiento que la circundan. Cada átomo eleva perpetuamente su propio canto, y a cada momento crea formas densas y sutiles. El sonido es movimiento en forma de energía. El movimiento genera un patrón sonoro y cada sonido genera un patrón de movimiento. Son indivisibles, interdependientes e inseparables.” (Carlos Fregtman. “El Tao de la Música”).

Digamos que al hablar de música como una manifestación de la “energía dinámica universal”, nos referimos a un hecho vibracional sonoro real.

Existen sonidos en el universo, y la pregunta es cuánto nos influyen, en qué medida reaccionamos a esas vibraciones.

“Un satélite de la Nasa ha confirmado la ancestral tradición de la música de las esferas, según la cual los cuerpos celestes emiten sonidos armónicos. Aunque la música de las esferas ha derivado primero en la noción de armonía universal y después en simetría, ahora se ha descubierto que la atmósfera del Sol emite realmente sonidos ultrasónicos y que interpreta una partitura formada por ondas que son aproximadamente 300 veces más graves que los tonos que pueda captar el oído humano

La música de las esferas ha apasionado desde siempre a los estudiosos del Universo. Para los pitagóricos, los tonos emitidos por los planetas dependían de las proporciones aritméticas de sus órbitas alrededor de la Tierra, de la misma forma que la longitud de las cuerdas de una lira determina sus tonos. Las esferas más cercanas producen tonos graves, que se agudizan a medida que la distancia aumenta.

Lo más hermoso era que, según ellos, los sonidos que producía cada esfera se combinaban con los sonidos de las demás esferas, produciendo una sincronía sonora especial: la llamada “música de las esferas”.

Para los pitagóricos, por tanto, el Universo manifiesta proporciones “justas”, establecidas por ritmos y números, que originan un canto armónico. El cosmos, a sus ojos, es por tanto un sistema en el que se integran las siete notas musicales con los siete cuerpos celestes conocidos entonces (el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles). A estos planetas se añadían tres esferas suplementarias que alcanzaban el 10, el número perfecto.

La misma armonía celestial fue descrita por Platón cuando, en Epinomis, declaró que los astros ejecutan la mejor de todas las canciones. Cicerón también se refirió en el canto de Escipión a ese sonido tan intenso como agradable que llenaba los oídos de su héroe y que se originaba en las órbitas celestes, reguladas por intervalos desiguales que originaban diferentes sonidos armónicos.

La tradición que consideraba al Universo como un gran instrumento musical se prolonga durante la Edad Media y hasta el siglo XVII, en el que tanto Kircher (que hablaba de “la gran música del mundo”) como Fludd (que concebía un Universo monocorde en el que los diez registros melódicos evocados por los pitagóricos traducían la armonía de la creación), dejaron constancia de su vigencia.

Sin embargo, fue el astrónomo Kepler quien estableció que un astro emite un sonido que es más agudo tanto en cuanto su movimiento es más rápido, por lo que existen intervalos musicales bien definidos que están asociados a los diferentes planetas. Kepler postuló, en su obra Harmonices Mundi, que las velocidades angulares de cada planeta producían sonidos.

De hecho, Kepler llegó a componer seis melodías que se correspondían con los seis planetas del sistema solar conocidos hasta entonces. Al combinarse, estas melodías podían producir cuatro acordes distintos, siendo uno de ellos el acorde producido al inicio del universo, y otro de ellos el que sonaría a su término.” (archivos abril 2006, “Música de las esferas”)

¿Será que hay tremendo vínculo entre la música que hacemos y las emanaciones sonoras del sistema Solar? ¿Cuál es la incidencia que tendrá sobre nuestros gustos musicales?

Cuando una orquesta ejecuta una obra de música clásica, observamos que los distintos grupos de instrumentos se complementan cubriendo capas de sonido de diversas frecuencias. Por ejemplo, los violines cubren los agudos, las violas los medios y los cellos los graves. Si bien disfrutamos de la ejecución de un instrumento solista, suele afectarnos el impacto de la pared sonora conformada por varios instrumentos ejecutados simultáneamente. El arte de alternar elementos sonoros generados por vibraciones de cuerdas, soplos a través de caños de metal, golpes en pieles tensadas, etc, se corresponde con una búsqueda impulsada por el conocimiento de determinadas reacciones en el público. Específicamente en las sensaciones y emociones que provoca en cada persona.

¿Existe la posibilidad de que la exploración de frecuencias que realizamos tenga que ver con la necesidad de complementar dicha gama con las ondas sonoras que recibimos desde el espacio?

Quizás estemos buscando armonizar los sonidos que podemos generar con nuestros instrumentos y los infrasonidos que llegan desde afuera.

Puede ser que sentir satisfacción a través de la música mantenga una estrecha relación con empaparse de un gran espectro de sonidos, gozando de una alianza invisible entre los tonos que emitimos y los que genera la naturaleza.

Vivimos insertos en un concierto: nuestro corazón palpita con su ritmo en el pecho mientras los fluidos se acomodan al pulso de nuestro respirar. Cuando caminamos nuestros pasos percuten la Tierra que nos hospeda. Este planeta también gorgojea y se mueve en una gran coordinación celestial mientras vamos recorriendo un espacio habitado por ondas sonoras que nos abrazan.

“Tanto en Mozart como en Beethoven se advierten observancias matemáticas similares a las de Bach y hay evidencias de que ambos compositores tenían presente en su obra una suerte de numerología “mágica”, en parte derivada de los rituales francmasónicos. Ese tipo de especulación floreció en el Siglo de las Luces francés: teorías como las de Pere Castel (1688-1755), que recuperó la vieja doctrina de la música de las esferas y procuró investigar las relaciones entre las series armónicas audibles y el espectro solar visible, atrajeron a los filósofos racionalistas, tal vez porque la Iglesia las consideraba una herejía.Antoine Fabre-d’Olivier (1767-1825) estimó que la música no era un arte de ritmos y sonidos, sino un código empírico que permitía leer el orden cósmico. Dio a los planetas correspondencias tonales -el do caracterizaba a Venus, el sí al maléfico Saturno- y construyó un esquema astrológicomusical que permitiría revelar la impronta celestial en los asuntos humanos.

Es improbable que Beethoven haya leído a los ¿musicólogos? franceses, pero él también creía que “se necesita un ritmo del espíritu para asir la esencia de la música: porque la música nos concede el atisbo de sentimientos celestiales”, escribió a la escritora alemana Bettina Brentano. Y más: “La semilla necesita de la tierra húmeda, eléctrica, cálida, para germinar, para expresarse. La música es la tierra eléctrica en que el espíritu florece, vive, inventa. Cada pensamiento musical está íntimamente, indivisiblemente, relacionado con la armonía total, que es la Unidad. Todo lo que es eléctrico estimula en la mente la creación fluida, anhelante, musical. Yo soy eléctrico por naturaleza”. (archivos mayo 2006, “Electricidades”, Gelman).

“Del mismo modo que el músico busca la expresión musical, la música del universo busca ser expresada” (Marlo Morgan. “Las Voces del Desierto”).

(Publicado en este blog, 3 de setiembre de 2007)




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18 febrero 2010

Peter Gabriel - nuevo disco


Peter Gabriel lanzó lo que se puede definir como un disco de ‘covers orquestados’. Esta nueva producción lleva por título Scratch My Back y, de acuerdo a uno de sus colaboradores, será una especie de ‘intercambio de temas’: el cantante inglés versiona a otros artistas, y un grupo de ‘artistas no menos legendarios’ harán versiones de material de Gabriel… algo así como “tú interpretas mi canción y yo interpreto la tuya”.

“Pensé que podríamos excluir la guitarra y la batería, y utilizar únicamente la paleta del piano y la orquesta -afirma Peter Gabriel-. Normalmente defino cómo fijar las letras o los arreglos, y en esto me concentré en ser un cantante y re-interpretar canciones, así que eso estuvo bien”.
Gabriel ha grabado el álbum en los estudios londinenses Air Lyndhurst (propiedad de George Martin), y ha trabajado al lado de los renombrados productores Bob Ezrin (Lou Reed, Pink Floyd, etc.) y Tchad Blake (Suzanne Vega, Sheryl Crow, Tom Waits, etc.)…

Explica el compositor John Metcalfe (Durruti Column): Las canciones son mucho más que simples covers… son notables reinterpretaciones de lo mejor de la música… Es una apuesta bastante radical. Lo que yo hago es precisamente recrear la música de las canciones que Peter ha escogido cantar. Es algo importante, pues algunos de los títulos incluidos están entre los mejores de los últimos 40 años.
El disco es de corte acústico y sólo se usan los instrumentos propios de una orquesta (no habrán guitarras, batería u otros similares)… el sonido va desde compases tranquilos y poco densos hasta los de una orquesta en toda su expresión...

Sabemos que Scratch My Back vendrá seguido de I’ll Scratch Yours. En el primero, a cargo de Gabriel, se re-interpretan temas de varios artistas de la talla de Talking Heads, Regina Spektor o Radiohead; por su parte, “I’ll Scratch Yours” será una suerte de respuesta por parte de los artistas versionados, quienes realizarán covers de temas de Gabriel.

Peter Brian Gabriel (1950, Londres), cuyo último LP de estudio fue "UP" (23 de septiembre de 2002) habla de un "álbum ecléctico, con canciones de culto y temas clásicos".

Los temas recreados por Peter Gabriel en "Scratch My Back" son: "Heroes", de David Bowie; "The Boy In The Bubble", de Paul Simon; "Mirrorball", de Elbow; "Flume", de Bon Iver; "Listening Wind", de "Talking Heads"; "The Power Of The Heart", de Lou Reed, y "My Body Is A Cage", de Arcade Fire.

Así como "The Book Of Love", de "The Magnetic Fields"; "I Think It's Going To Rain Today", de Randy Newman; "Apres Moi", de Regina Spektor; "Philadelphia, de Neil Young, y "Street Spirit", de "Radiohead".

Este álbum ha sido grabado por Gabriel y sus colaboradores en los Air Lyndhurst Studios de George Martin y en Real World Temple, con edición y mezclas en Real World Studios en Wiltshire.

La carrera de Peter Gabriel desde que abandonó "Genesis" en 1975, reúne siete álbumes de estudio, las bandas sonoras de películas como "Birdy", "La última tentación de Cristo" y "Generación robada", y varios discos en directo y compilaciones.

Su amplia carrera musical incluye varios premios Grammy y la creación del festival global Womad. También es co-fundador de la organización de derechos humanos Witness.org en 1989 y en 2007 de Elders.org, apadrinada por Nelson Mandela y fundada por Gabriel y sir Richard Branson.

Los seguidores del ex-Genesis ya han tenido un primer acercamiento al mismo en el pasado festival global Womad: Gabriel, creador del mismo, interpretó allí el tema “the boy in the bubble” de Paul Simon acompañado solamente de un acompañamiento basado en cuerdas.



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10 febrero 2010

Eno pinta con luz

Brian Eno pinta con luz. Sus cuadros, como el medio, vibran y bailan como melodiosos solos de jazz o elaboradas ragas hindúes. De hecho, tienen más en común con la música en directo que con el arte tradicional. «Cuando volví a trabajar en obras visuales, mi propósito era pintar cuadros que fueran como la música», afirma. «Esto supone crear obras visuales que cambien muy lentamente». Eno lleva unos 25 años esculpiendo y mezclando la luz en obras vivas, sorprendiendo en exposiciones por todo el mundo con sus televisiones modificadas, proyectores programados y esculturas luminosas tridimensionales.

Pero a Eno no se le conoce por sus obras visuales, sino por hacer añicos las convenciones musicales como tecladista y alquimista musical de Roxy Music, la legendaria banda de glam rock de los 70. Se le conoce por ser el padre de la música ambiental moderna y por producir canciones para David Bowie, Talking Heads y U2.

Es bien fácil darse cuenta de que las asombrosas obras visuales de Eno podrían quedar relegadas por sus realizaciones musicales. La música es un producto de consumo, es posible escucharla en cualquier lugar. En cambio, es imposible ver en el salón sus obras de arte, que a menudo requieren utilizar artilugios complicados y extraños.

Hasta ahora. Eno ha encontrado el modo de presentar sus cuadros luminosos —alrededor de 77 millones de ellos— en tu propio hogar. Este artista pluridisciplinar, con la ayuda de unos cuantos expertos técnicos, ha creado un programa informático que fusiona continuamente sus obras de luz translúcida para crear una muestra artística en constante evolución en la pantalla de tu ordenador. Además, está acompañado por una pista de música ambiental mezclada aleatoriamente que nunca se repite. Este programa es capaz de crear alrededor de 77 millones de permutaciones de la obra visual de Eno y se titula, con razón, «77 millones de cuadros».

Televisión = Luz

Los televisores son poco más que complejas bombillas. Eno tomó este concepto por vez primera a finales de los 70. «Cuando comencé a jugar con el vídeo, de repente me di cuenta de que el vídeo se basa en manipular la luz, no imágenes», explica. «Esto es así debido a la historia de la televisión: la televisión proviene del cine, y el cine, a su vez, del teatro; así, siempre esperamos que haya imágenes, que tienen que ver con las narraciones y con las referencias a la vida real».

Eno pensaba en algo diferente. Quería utilizar la televisión para crear obras visuales abstractas, es decir, cuadros luminosos. «Por primera vez fue posible disponer de una fuente luminosa muy controlable», comenta. «Podía determinar con absoluta precisión lo que sucedía con la luz en cada punto de la pantalla. Desde luego, todo el mundo lo sabe, pero no se ve así, no se piensa que la televisión es como un cuadro de luz, que es lo que yo pretendía».

En un principio, Eno se dedicó a darle vueltas a la idea de la televisión, sacándola del espacio narrativo y arrojándola al terreno del retrato. Así, grabó las vistas de su apartamento de Nueva York y las presentó en galerías. Las obras fueron un éxito rotundo: estas serenas escenas entusiasmaron durante horas a los visitantes de las galerías. Después, Eno creó esculturas de luz tridimensionales similares a zigurat mesopotámicos utilizando tubos viejos y planchas de poliestireno. También probó con proyectores de diapositivas y a cambiar lentamente las imágenes abstractas.

La obra artística de Eno floreció en el cenit de su carrera musical, pero todavía le resultaba prácticamente imposible mostrar al gran público sus creaciones visuales. Esto cambió con el advenimiento del siglo XXI. «Estaba caminando junto a una mansión con una gran pantalla en la pared en la que celebraban un banquete», describe. «La pantalla estaba apagada, ya que nadie se pone a ver la televisión cuando está en un banquete. Era una oportunidad fantástica de representar algo realmente maravilloso pero, en lugar de ello, solamente había un gran agujero negro en la pared. Entonces, resolví completar, de algún modo, ese espacio vacío».

Quien siembra, recoge

Eno sabía que sería sencillo mostrar sus cuadros luminosos en una pantalla de alta definición, pero buscaba algo más. Así, creó un programa que, por sí mismo, generaba continuamente nuevas obras de arte. El concepto se llama «generativa» y produce una importante cantidad de arte. «Lo que hago realmente cuando trabajo de forma generativa es sembrar semillas, que luego planto, en el caso de "77 millones de cuadros", en tu ordenador», explica Eno. «Después, las semillas se convierten en todos los diferentes tipos de flores que pueden originar».

El artista reunió a un pequeño grupo de jardineros multimedia para que le ayudaran a cultivar su proyecto. Para el procesamiento de imágenes, recurrió al artista gráfico Nick Robertson. Dominic Norman Taylor, director de All Saints Records, subió a bordo para ayudar con la producción. El programador y especialista en vídeo digital Jake Dowie fue contratado para compilar el programa que, finalmente, fusionaría los cuadros luminosos de Eno en creaciones nuevas. El equipo utilizó casi exclusivamente equipos Mac.

«Me resulta difícil saber cómo hubiera trabajado de no haber tenido un Mac», asegura Eno. «Estoy muy contento con el funcionamiento de la interfaz. Para mí es importante mi relación con el ordenador, y creo que es fácil tener un trato fluido y divertido con el Mac».

Más de 300 obras de Eno, la mayoría de ellas grabadas o pintadas sobre diapositivas, fueron digitalizadas para el programa «77 millones de cuadros». Robertson escaneó y retocó minuciosamente cada una de ellas utilizando Photoshop de Adobe y un Mac. «Tomaba elementos artesanales y los incorporaba a un entorno digital», afirma. «La transición desde la obra original a su versión digital fue perfecta». Robertson trabajó durante más de un año, retocando cada imagen y añadiendo secciones transparentes y translúcidas para poder superponerlas. Una vez escaneadas y procesadas las imágenes, Dowie se encargó de hacerlas crecer en las entrañas del ordenador.

Cultivo artístico

Un artista convencional que pintara cinco cuadros al día necesitaría alrededor de 42.000 años para pintar 77 millones de ellos. «Si me hubiera pasado toda la vida intentando crear todos esos cuadros como entidades separadas, no hubiera alcanzado ni la milésima parte de la cifra que esta aplicación es capaz de generar», dice Eno. «Es un modo muy prolífico y económico en el que se obtienen muchos resultados con poco esfuerzo».

Para que todo funcionara, Dowie recurrió a Director de Macromedia. «El verdadero objetivo de Brian era asegurarse de que fuera más parecido a una obra de arte que a un salvapantallas», asegura Dowie. «El reto consistía en tomar las imágenes y definir rutinas muy simples para mostrarlas aleatoriamente en pantalla sin perder su alta definición. Además, todo tenía que ser tan sencillo como fuera posible para no cargar demasiado el procesador. Hicimos muchas pruebas y cometimos muchos errores, pero al final dimos con la solución». En su versión final, «77 millones de cuadros» muestra entre una y cuatro imágenes en pantalla simultáneamente. Algunos de los cuadros de Eno son solamente imágenes de fondo en formato JPEG; el resto son archivos PNG translúcidos que aparecen y desaparecen sobre aquellos.

Eno está, como mínimo, contento con los resultados. «Me gusta el hecho de estar sentado viendo cómo funciona y saber que está haciendo algo que no he visto nunca antes», explica. «Y lo hace todo el día, día tras día. Crea combinaciones y agrupaciones que son realmente sorprendentes y, en algunos casos, asombrosamente bonitas. Es fantástico».

«77 millones de cuadros» no sólo presenta imágenes. Eno utilizó piezas musicales para componer una música ambiental que cambiara continuamente. Las piezas se mezclan igual que los cuadros: capas de sonido entrelazado para crear una obra completa que raramente se repite. Eno utilizó Logic Pro, igual que para todas sus canciones. «Logic es inseparable de mi forma de crear música», afirma. «Las obras que creas están muy determinadas por las herramientas que tienes. Si te sientas al piano compondrás una música distinta que si utilizas una guitarra o tomas un violín. Lo que creas está muy condicionado por los materiales que empleas. Logic es un material muy, muy versátil, flexible y robusto. Siempre encuentro algo que puedo hacer con Logic que ni sabía que podía lograr».

Nuevos hábitat

Hasta hace bien poco, a Eno le hubiera sido físicamente imposible presentar 77 millones de cuadros en una galería. Ahora ya puede. El artista ha mostrado el proyecto en Tokio, Londres, Milán y Venecia, y tiene previsto llevarlo a Chipre, Madrid, Palma y Ciudad del Cabo. En un principio, Eno no se propuso llevar «77 millones de cuadros» de gira. Después de todo, el proyecto estaba pensado para el hogar. Pero, una vez más, la obra dio lugar a oportunidades imprevistas. «La primera vez que vi dos o tres cuadros, uno junto al otro, me pareció que era maravilloso verlos en grupos, de modo que empecé a pensar en cómo podría agruparlos. Entonces, ¿simplemente los colgamos de la pared como cuadros o hacemos algún tipo de supraafirmación colocando varios de ellos juntos?» La respuesta: ambas cosas. «Hemos realizado exposiciones con hasta 24 pantallas visibles desde un punto, con mucho éxito», comenta Eno.

Eno y su equipo han diseñado y construido varias configuraciones para las exposiciones, incluida una enorme pirámide de monitores envueltos en espejos. «El suelo y las paredes de la sala se reflejaban, de modo que la pirámide se convirtió en un diamante», dice Robertson. «El proyecto nos ha hecho pensar en los monitores y los ordenadores como elementos escultóricos». Cada exposición fue (o será) diseñada para cada espacio. En Tokio, el equipo conectó 57 ordenadores Power Mac e iMac a la colmena de monitores. En Londres, solamente utilizaron tres equipos y dos monitores. «Cada espacio inspira un enfoque diferente», afirma Robertson. «La exposición no será dos veces la misma».

Selección natural

«77 millones de cuadros» sigue evolucionando. «Estamos contemplando la idea de utilizar la selección natural en el próximo proyecto», dice Taylor. «Cuando los usuarios vean una combinación de imágenes que les guste, podrán pulsar un botón y el ordenador lo recordará. De igual modo, el usuario podrá eliminar ciertas combinaciones. Al final de un periodo de tiempo muy largo, tendremos unas cuantas imágenes que habrán sobrevivido al proceso de selección. Entonces, el programa se detendrá. Las selecciones de cada persona serán diferentes». Eno también trabajó con algunos de sus artistas preferidos para crear grupos de imágenes y sonidos enteramente nuevos para el próximo proyecto. «Por ahora son solamente ideas» dice Eno. «Ya veremos adónde nos llevan».

Eno ha dedicado gran parte de su vida a sembrar semillas creativas, y «77 millones de cuadros» puede considerarse su proyecto más complejo y fructífero. Sigue creciendo y ramificándose en ideas nuevas, de las que Eno está especialmente orgulloso. «Uno de los grandes avances de la teoría de la evolución es que puedes comenzar con cosas sencillas que se volverán cada vez más complejas», expone. «Es muy poco intuitivo, se trata de una de esas cosas que el cerebro humano no puede asimilar de forma inmediata. No tiene ningún sentido hasta que lo ves. Tienes la idea de que algo pequeño, que no contiene muchas instrucciones, produce este mundo complejo, enormemente entrelazado e interdependiente. Una de las cosas que me gustan de esta obra es que sirve para demostrarlo».

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02 febrero 2010

Circuit Bending

El Circuit Bending consiste en cortocircuitar dispositivos electrónicos de bajo voltaje -alimentados a pilas- con fines creativos. Efectos de guitarra, juguetes o pequeños sintetizadores se convierten así en nuevos instrumentos musicales y generadores de sonido. Con frecuencia, lo que se consigue con esta técnica es un ruido caótico, que atrae al sector de músicos más experimental y a los interesados en la música noise.

Se dice que el pionero de este método fue Reed Ghazala, que empezó a experimentar en 1966 con el amplificador de una radio de juguete. Por casualidad, produjo un cortocircuito con un objeto metálico, y advirtió que se producían todo tipo de sonidos inusuales. Ghazala acuñó el término Circuit Bending, y más adelante, promovió su proliferación escribiendo sobre ello en Internet.

También, Serge Tcherepnin, diseñador de los sintetizadores modulares Serge, realizó experimentos en los años 50 con una radio de transistores, en cuyo circuito localizó ciertos puntos "sensitivos" que extrajo al exterior colocando contactos en la carcasa de plástico, que podían tocarse con las manos. Y yendo ya muy atrás, podemos citar a Thaddeus Cahill (1897) y su Telarmonio, que también era sensible al toque.

El Circuit Bending es un proceso que han desarrollado a menudo personas no asociadas con producción musical, simplemente experimentando con aparatos electrónicos usados. La aleatoriedad de los resultados es la clave del Circuit Bending. Aunque la historia de la música electrónica a menudo se ha asociado con resultados sonoros no convencionales, los innovadores como Robert Moog o Theremin eran ingenieros que buscaban consistencia y diseño sonoro para sus instrumentos. El Circuit Bending, sin embargo, se caracteriza por las inconsistencias en instrumentos creados de forma no científica.

No es raro encontrar máquinas ya cortocirtuitadas en eBay, pero esto va en contra de la propia filosofía del Circuit Bending. Hay que diferenciar por tanto entre modificaciones (mods) y Circuit Bending puro. Las primeras siguen un patrón; el Circuit Bending se basa en la pura aleatoriedad y casualidad, por tanto no tiene sentido adquirir un dispositivo ya "procesado": tu máquina Circuit Bending será la que tú mismo construyas, y será única.

La técnica habitual consiste en desmontar un aparato de electrónica de consumo y conectar dos localizaciones del circuito con un cable, enviando corriente de un lado a otro. Los resultados sonoros se monitorizan a través del altavoz interno del aparato, o conectando un amplificador a la salida de altavoces. Si se consigue un resultado interesante, esa conexión se marca para futura referencia o se mantiene activa -por ejemplo, soldándola-. La esencia de este procedimiento casual podemos verla en nuestros propios foros, leyendo lo que le pasó a Alberto Miranda con su PT-1.

A menudo se insertan nuevos componentes, como botones o interruptores, para activar o desactivar los efectos; o también, resistencias o capacitadores, para cambiar la calidad del audio. Todo se hace siguiendo un método de prueba y error. Los más experimentados se atreven con potenciómetros, fotoresistencias, sensores de presión, etc.

La modificación más simple y conocida en el Circuit Bending es el mero contacto corporal: el ejecutante toca el aparato, provocando que el circuito cambie el sonido. A menudo se añaden botones o potenciómetros metálicos, e incluso tornillos, para dar un acceso más rápido desde el exterior del dispositivo a los puntos del circuito que interesa manipular.

Es fácil entender por qué el Circuit Bending se centra en aparatos alimentados a pilas. Con todo este manoseo basado en la pura casualidad, sería muy peligroso trabajar con equipos conectados a la corriente. De hecho, un resultado habitual del Circuit Bending deriva en estropear el dispositivo; las consecuencias de una manipulación equivocada en aparatos conectados a corriente pueden ser fatales.













http://www.hispasonic.com/
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29 enero 2010

Chladni

Existen muchas grabaciones utilizando placas de Chladni para ver como el sonido se manifiesta. Pensamientos sonorovisuales es un proyecto iniciado en el año 2005 por la artista e investigadora, Analía Fontán y fue presentado por primera vez en la muestra "Forma y Sonido", organizada por la Escuela Nacional de Bellas Artes y el Instituto Goethe de Montevideo.

Ver el sonido nos permite un disfrute extra. Re-pensar la materia sonora, desde esta perspectiva, abre puertas y nos ubica ante la posibilidad de re-significar y redimensionar los límites de nuestra percepción.

Audio del video:

"Los sonidos son vibraciones. Hacen surgir formas definidas. Cada sonido crea una forma en el mundo invisible. Notas particulares hacen surgir formas particulares".
Sri Swami Sivananda

"Que el sonido genera formas era algo que intuía pero que terminé comprobando yo misma. Las imágenes que les presento hablan por sí solas. Llegué a estos patrones utilizando un sencillo dispositivo diseñado por el maestro de la acústica E. F. F. Chladni, en el siglo XVIII, que permite obtener una representación visual de la vibración sonora sin necesidad de medios electrónicos.

A cada una de estas formas corresponde una frecuencia fundamental y una serie armónica, un cierto número de nodos y una interesante variedad de modos de vibración que pueden explicarse a través de integrales y derivadas matemáticas.

Sin querer ahondar en explicaciones científicas, quisiera poner de manifiesto una idea que ya no puedo descartar: esta relación entre vibraciones y formas se encuentra a nuestro alrededor todo el tiempo: en la naturaleza, en la cultura, en el arte, en la vida cotidiana, en los diálogos invisibles entre nuestra percepción sensorial y lo que nos rodea.

Analía Fontán, (nov 2005)
http://acusticaweb.com/



Ernst Chladni:

(Wittenberg, 1756-Breslau, 1827) Físico alemán. Fue el padre de la acústica moderna. Estudió la naturaleza de las vibraciones según los tonos musicales, la vibración de las cuerdas y de los tubos sonoros y la propagación del sonido en cuerpos sólidos y medios gaseosos. Inventó el clavicilindro y escribió el tratado La acústica (1809). Además de sus trabajos en este campo, fue el primero en formular la hipótesis de que los meteoritos eran de origen cósmico

Chladni decía que la música se puede ver. Mantenía que si se transmitía una vibración a una placa metálica mientras se esparcía por su superficie arena o sal, estos elementos empezaban a vibrar por simpatía junto con la placa y entonces, sobre su superficie, se formarían diferentes imágenes geométricas, algunas de una gran belleza.

Pero aquí no acaba la cosa, hace algún tiempo aparecía en la prensa la siguiente noticia que relaciona las formas geométricas de Chladni, con el misterio del Código Da Vinci (sí, el libro) y los inicios del lenguaje músical durante la edad media. Aquí la noticia:

Una iglesia de 'El código da Vinci' revela un código oculto durante 600 años.
Dos investigadores descifran una partitura en unas inscripciones de la capilla escocesa de Rosslyn

La capilla de Rosslyn, un recinto escocés del siglo XV que juega un papel crucial en la trama del best seller 'El Código Da Vinci', ha ocultado en sus paredes un código musical secreto durante 600 años. Así lo sostienen dos estudiosos que han analizado las inscripciones de los arcos de la capilla y que afirman haber descubierto una partitura encriptada, según informa la web de la cadena CNN.

Los investigadores son Thomas Mitchell, de 75 años, un ex músico y ex descifrador de códigos de las fuerzas aéreas británicas (Royal Air Force), y su hijo Stuart, que es pianista. El ex militar ha definido el hallazgo como "música congelada". "La música se ha congelado en el tiempo en el simbolismo", explica Mitchell en su web , que detalla que el proyecto para descifrar el código de Rosslyn les ha llevado 27 años.

Las pesquisas comenzaron cuando les llamó la atención los 13 ángeles músicos esculpidos detalladamente en los arcos de la capilla y los 213 cubos que les acompañaban y que describían pautas geométricas. "Tienen un detalle tan exquisito y tan bello que pensamos que ahí tendría que haber un mensaje", ha explicado Stuart Mitchell a Reuters.

Padre e hijo han relacionado las inscripciones con un antiguo sistema de composición, los cimáticos, o pautas Chladni (en referencia al teórico alemán Ernst Chladni, que estudió la vibración en el siglo XIX), que están compuestas por ondas de sonido con tonos determinados. Han comparado la pauta de los cubos con un tono Chladni y así han conseguido descifrar el código. Han llamado a la pieza el Motete de Rosslyn y le han añadido la letra de un himno contemporáneo.

http://www.biografiasyvidas.com/
http://teruisenores.blogspot.com/