18 mayo 2006

Björk - entrevistas


Tres años separan Vespertine de Medúlla, y para esta nueva entrega Björk siguió una regla muy especial: nada de reglas. Esa máxima la llevó a muchos lugares (La Gomera, Nueva York, Venecia, Londres, Reikiavik, Salvador de Bahía) y le trajo muchos quebraderos de cabeza.
"Algo no estaba funcionando,” comenta la cantante islandesa. “De repente silencié los instrumentos y ahí apareció todo, las canciones pedían ser vocales, sin instrumentos. Además, me di cuenta de que los instrumentos me aburrían, quería sorprenderme a mi misma, sin tantas tecnologías. La otra regla,” cuenta sonriendo, “era que no sonase tipo Manhattan Transfer o Bobby McFerrin. Tras eso, todo fue bastante espontáneo, un álbum sin preocupaciones. No quería pasar otros dos años haciendo algo un poquito mejor cada vez.”

Como ella misma explica, Medúlla es un álbum que vuelve a un tiempo primitivo y antiguo, donde los hombres cantaban juntos, inventaban ritmos que podían imitar y acompañaban a los demás. Sin instrumentos. Medúlla es descrito por Björk como un álbum “perfecto para una caverna, aunque he comprobado que la música vocal también suena genial al aire libre”.

Los ritmos los han puesto Rahzel, el componente del grupo The Roots, el británico Shlomo y el pintoresco japonés Dokaka. “Mi novio me dio a conocer al grupo Fantomas. Así entré en contacto con Mike Patton (otro de los vocalistas de Medúlla) que, a su vez, fue quien me presentó a Rahzel, un tipo genial.”

Como productora de Medúlla, Björk dirigió a su ecléctica orquesta, cuidadosamente seleccionada: “Me gustaba que cada uno de nosotros hiciese ruidos especiales en este álbum,” comenta. “A veces se forma una especie de alianza o mezcla en la que nadie es más importante que el resto de personas; otras veces buscaba que cada vocalista hiciese una especie de solo.”

Prepárate a escuchar sonidos angelicales y demoníacos, eróticos, exóticos y cómicos, imitaciones humanas de insectos, pájaros, silbidos, júbilos y momentos de sublime elegancia. En “Vökuró” le acompaña un coro de 20 voces, con el que reinventa una composición atemporal que la septuagenaria compositora islandesa Jórunn Vidar escribió inicialmente para piano. “Fue bastante fácil cambiarla,” cuenta Björk mientras marca las notas del piano en la mesa que tiene delante. “El soprano, alto, tenor, y la parte de bajo, todo estaba ya aquí escrito.”

Gran parte de Medúlla se gestó durante su embarazo, época en la que aprovechó para grabar prácticamente la totalidad de ruidos y bases vocales del álbum, y para lanzar Greatest Hits, Family Tree y, posteriormente, Live Box. “Mi instinto maternal empezó a aflorar, y doblaba ropa de bebé cuando escuchaba diferentes canciones que acabé también doblando y empaquetando. Luego llegó el nacimiento y unos cuantos meses de lactancia. Fue genial, por supuesto. Pero como cualquier madre te diría, tienes la sensación de que no eres dueña de tu cuerpo.”

La independencia de su instinto maternal le llegó en la volcánica isla canaria de La Gomera , a la que acudió en dos ocasiones con su hija, y fue en la primera de ellas, cuando la niña contaba 13 meses, cuando madre e hija se separaron por primera vez. “Fueron cuatro días,” cuenta Björk, “en los que pude fluir, volver a ser yo, sin preocuparme de tener que guardar fuerzas para el día siguiente, sin acostarme pronto, pudiendo trabajar hasta que la canción estuviera terminada.” Ahí nació “Pleasure Is All Mine”, primer corte de Medúlla, que trata sobre el sacrificio de ser madre.

Algo con lo que Björk nunca deja indiferente es con los títulos de sus trabajos. Siempre hay expectación sobre cómo titulará cada nueva entrega, y si de nuevo cumplirá esa especie de tradición que llama a compilar un puñado de canciones bajo una sola palabra. De nuevo Björk ha cumplido con un único término, esta vez tomado de la medicina. “Quería algo que fuese una sola palabra, que pudiese pronunciarse fácilmente en todo el mundo y que también pudiese ser entendido por todos,” explica Björk, que a su vez cuenta que Medúlla no fue el primer nombre que barajó para éste álbum.

“Iba a llamarlo Tinta, porque quería que fuese así de negro, como la sangre de hace 5.000 años que fluye en el interior de todos nosotros; un espíritu ancestral, apasionado y oscuro, que sobrevive. Algo en mí quería abandonar la civilización, retroceder al momento antes de que todo sucediese y funcionase. ¿Dónde está el alma humana? ¿Qué ocurriría si no existiese la civilización, la religión, el patriotismo y las demás cosas que han salido mal? Cuando me fui a Nueva York, había sitio para cualquier inmigrante o excéntrico pero, de repente, se convirtió en el sitio más terroríficamente patriótico de la Tierra. Entonces me emborraché -sorprendente, ¿eh?- con mi amiga Gabriela, y a ella se le ocurrió el título. Medúlla. Literalmente, el tuétano en lenguaje médico, un término en latín. No sólo el tuétano de los huesos, también el de tus riñones, el de tu pelo... Se trata de la esencia de las cosas. Y en éste álbum, hecho sólo de voces, tenía mucho sentido.”

Y la principal regla también se extiende a la temática de las canciones. Björk decidió escribir y cantar sobre lo que llegase a su mente en cualquier momento. Podía ser un calcetín, un día lluvioso, una vela o el celibato de una monja. Por ejemplo, “Where Is The Line” está llena de cariño hacia su hermano pequeño, al que Björk ya dedicó “Army Of Me”, y “Mouth's Cradle” está dedicada a su hija Isadora.

“Cuando amamantas a tu bebé, ese sentimiento de alimentar a un niño es un subidón natural impresionante. Me imaginé una especie de musical en el que hay como una boca gigante y los dientes son como una escalera, y haces un baile tipo Fred Astaire usando los dientes como pasos hacia la boca. Miras a tu pequeño bebé y piensas: '¿No es este diseño absolutamente perfecto?"

(escrito por Xavier Valiño en
www.zonadeobras.com/ultrasonica/entrevistas.htm)


Björk acaba de volver de Banda Aceh, Indonesia, la ciudad importante más cercana al epicentro del tsunami de 2004. La llevó Unicef como embajadora de buena voluntad, si bien a ella le gusta pensar que puede aportar más como "una madre de Islandia" y, en términos más generales, como "ser humano". La luz del atardecer ilumina su rostro en la sede de Unicef en Londres. "Estoy tratando de hallar palabras para lo que ví —dice—. Creo que me voy a tomar un mes más. Todavía no lo puedo procesar."

Siempre hubo una brecha entre la imagen que Björk tiene de sí misma y cómo la ve el resto del mundo. Cuando apareció en la escena musical a mediados de los '80, costaba decidir si era muy excéntrica o si era sólo que procedía de Islandia. ¿Sus compatriotas islandeses la consideraban excéntrica cuando empezó? "Sí, mucho", dice. Se distinguía tanto de la multitud en Reykjavik como en Londres. (Le disgusta, y con razón, el grado en que su aspecto contribuyó a su fama de rara.) "En Islandia la mayor parte de la gente es rubia y de ojos claros. A mí en el colegio me decían china porque pensaban que parecía asiática. Y a la mayoría de los islandeses no le gustaba lo que hacíamos mis compañeros y yo. Fueron los ingleses los que lo descubrieron."

Lo que hacían ella y sus compañeros era música, primero en una banda llamada los Sugar Cubes, tras lo cual Björk siguió como solista. A esa altura, ya se había dado cuenta de que ser diferente tenía ciertas ventajas. Luego del éxito del álbum de la banda Life's Too Good, de 1988, Björk tuvo su primer triunfo como solista con Human Behaviour, de 1993. Si bien ella se inscribe en la tradición folk (sus padres eran "hippies —dice—, y la mayor parte de mis parientes son comerciantes. Supongo que ven lo que hago de forma similar, como artesanía"), llegó a la mayoría de edad sobre el final de la era punk, que ejerció una gran influencia en casi todo lo que pensaba, entre otras cosas en relación con el trabajo humanitario. Antes de vincularse con Unicef, Björk tenía grandes recelos respecto de la recaudación de fondos organizada, así como también de la política organizada, o de cualquier cosa organizada que exigiera más personas que las que entraban en una habitación.

"Soy así de rara. Supongo que se debe a la influencia punk. Eramos tan... ¿cómo decirlo? 'Holísticos' no es la palabra exacta. Bueno, es esa idea de que uno hace su propio póster, lo pega y también carga el equipo. Por más que hace mucho que no pego un póster en una pared, mi formación fue esa y sigo trabajando con la misma gente que cuando tenía dieciséis años." Antes se negaba a hacer trabajo humanitario. "Siempre sentí desconfianza, ya que no sé a dónde va el dinero, no conozco a la gente y se escuchan historias escandalosas sobre las organizaciones, como que la mayor parte del dinero se usa para pagarle el champagne a los famosos."

La excentricidad de Björk suele percibirse como un rasgo de sinceridad, no como la "extravagancia" desagradable que afectan músicos más torpes. Hace cinco años, en una entrega de los Oscar, lució un vestido, casi un disfraz, diseñado por Marjan Pejoski. Tenía forma de cisne, y fue dejando huevos sobre la alfombra roja. No era una forma de rebelión; simplemente le gustaba el vestido.

"Nadie lo entendió. Creyeron que trataba de parecerme a Jennifer Aniston pero me salía mal." Ella, por su parte, pensaba en un look travieso a lo Busby Berkeley, inspirado en sus tomas aéreas de nadadores sincronizados, pero no funcionó. "Seguramente el vestido que me puse en Cannes (en 2000) era más excéntrico, pero nadie se dio cuenta. Pienso que los europeos pueden aceptar cosas como esa con más facilidad. Michael Jackson debería instalarse en Suiza. Se sentiría bien."

Cuando Björk visitó Londres por primera vez, a los dieciocho años, fue un verdadero shock. La Islandia que acababa de dejar era tan provinciana, dice, que cuando un extranjero caminaba por la calle la gente se paraba y lo señalaba. Eso fue antes del boom turístico del país, y había muy pocos hoteles. "Cuando caminaba por Londres sentía que todos los edificios eran pegajosos y tenía que lavarme cinco veces por día. Había frutillas, cosas que nunca había visto."

A Björk le gustan las cosas en pequeña escala para poder conservar el control. En 1999 tuvo un publicitado enfrentamiento con el director Lars Von Trier durante el rodaje de Dancer in the Dark, donde ella apareció y para la que también compuso la música. Según algunos actores, calificó a Von Trier de "tirano" y "cobarde" y se quejó de su estilo autocrático. También estuvo la pelea con los fotógrafos al estilo de Naomi Campbell. ¿Es controladora? ¿Eso contradice toda la cosa holística?

"Las dos palabras tienen muy mala fama. En cuanto a 'holístico', la versión islandesa de esa palabra es mucho más práctica, no tan hippie. Y 'control', por supuesto, tiene una reputación horrible. Supongo que 'responsabilidad' es mejor. Por otra parte, viniendo de la generación punk, la responsabilidad tiene mucha importancia. No se puede ser como Elvis, que dijo: 'Me dieron las drogas y mi representante me engañó.' No se puede echar la culpa a los demás. Hay que hacerse responsable; esa es la forma independiente de pensamiento."

El viaje a Banda Aceh se realizó después de que Björk lanzó una nueva versión de su disco de 1995, Army of Me, para recaudar fondos para las víctimas del tsunami. Hizo una escala en Londres antes de regresar a su casa de Nueva York. Tiene otra casa en Islandia, que comparte con su esposo, un artista, y su hija de tres años, Isadora. También tiene un hijo de diecinueve años de una relación anterior con un compañero de la banda Sugar Cubes. A menudo hace referencia a su carácter islandés: "Como a todo islandés, me gusta tomar. Rara vez tomo, pero cuando tomo, tomo. Es todo o nada."

Björk no se engaña respecto de la proporción en que su visita a Indonesia puede haber contribuido al esfuerzo humanitario. "Soy consciente de que es un porcentaje muy, pero muy pequeño", dice. Una mujer que había perdido a su madre y a su hermano la acompañó a recorrer la ciudad devastada. "Al principio la mujer estaba muy tranquila. Nos llevó a distintos lugares, oficiaba de intérprete y se reía. Y luego, antes de que saliéramos para el aeropuerto, nos llevó a ver la casa en que había vivido. La casa había desaparecido, pero se veían las baldosas del piso. De pronto encontró un vestido de su madre entre los restos. Y se derrumbó. Fueron muchas emociones para dos días."

Björk nunca tuvo mucho tiempo para la política convencional. A medida que pasan los años, dice, se va moderando. "Siempre me abstuve en las elecciones islandesas. Me parece que la política es un pequeño grupo de gente que se cree muy importante y que no tiene mayor relación con las cosas que a mí me interesan. Sin embargo, a medida que crecemos nos vamos dando cuenta de que tienen mucho que decir. Tal vez preferiría pensar que hay muchos ángulos. Hace un mes participé en un recital en Islandia. Se protestaba contra la construcción de grandes represas en el país. La política ecológica ya no es algo izquierdista, verde, hippie. Es algo que nos concierne a todos. Pienso que estoy más en esa línea que en la política partidaria."

El último álbum solista de Björk, Medulla, llegó a los Top 10 en 2004 y la nominaron para un Brit Award en la categoría Solista Femenina Internacional. Compitió, entre otras, con Madonna y Mariah Carey. Buena parte de su misterioso atractivo reside en que no parece envejecer. Ya tiene cuarenta años, pero su rostro sigue tan joven como siempre: casi parece una imagen digital. Ahora se pregunta cómo se manifestará su experiencia en Banda Aceh, tanto en su vida como en su trabajo. La música de Björk nunca se inscribió de forma estricta en ningún género, sino que se movió con relativa comodidad entre el pop, el rock, la electrónica y el folk.

En su adolescencia escuchaba sobre todo música instrumental. Dice que tiene una capacidad de atención tan "retardada" que tiene que "vivir reinventando la pólvora" para mantener el interés en lo que está haciendo. En ocasiones se siente frustrada por la forma literal en que algunos de sus fans toman su música. La gente parece tener la necesidad, declara, de detectar un único tema. Lo que le gusta es que los fans desafíen una categorización fácil: por lo que ve, estos pertenecen a un espectro musical y de edad tan amplia como la gama emocional que aspira a que abarquen sus temas.

"Están la alegría, la tristeza, la rabia, la confusión y los otros cincuenta mil colores que un ser humano siente. Y si un tema es sólo sobre el azul turquesa, eso puede significar muchas cosas. Puede significar la forma en que una siente en relación con las manzanas, nuestro hermano y la cama de madera de la infancia. Se puede cantar sobre eso en un tema y la gente puede pensar: 'Ah, es sobre su novio.' No importa. Lo que importa es que expreso algo azul turquesa, si hago bien mi trabajo. Supongo que así es como lo veo, como algo... abstracto."

(por Emma Brockes para The Guardian, Traducido por Joaquín Ibarburu, publicado en El Clarín, 20/02/05)



Björk nunca descansa. Este año parecía que únicamente iba a publicar la banda sonora de un documental, pero al final también ha editado un DVD con videos realizados para su álbum anterior, Medulla, y un disco de remezclas de su canción “Army Of Me”. Tal vez alguien debería pararle los pies, pues Björk es una de esas personas que pone al alcance de sus seguidores una cantidad de material casi imposible de abarcar.

Lo último que ha editado, casi como un disco más de su discografía oficial, ha sido la banda sonora del nuevo film de su pareja, Matthew Barney, Drawing Restraint 9, que se estrenó mundialmente en junio en Japón. “Fue un alivio realizar un proyecto que no se centra exclusivamente en mí. Me encanta ser una cantante y autora muy personal, pero también me agrada ser científica o exploradora”, asegura.

Eso, en cuanto a la banda sonora, porque también ha visto la luz este año un álbum cuyas ventas se destinarán al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Se trata de una colección de versiones y mezclas de su canción de 1995 “Army Of Me” (el sencillo de Björk más versionado de todos los tiempos). La cantante colocó un mensaje en su página web para pedirles a sus admiradores que le enviaran sugerencias.

De 600 que le llegaron, escogió 20. Con su letra desafiante (“Y si te quejas otra vez, te las verás con un ejército de seres como yo”), la canción es típica de Björk: brutal y tierna a la vez, y ha inspirado una extraordinaria variedad de interpretaciones, desde metal extremo canadiense hasta country.

Dice que ese hecho la subyugó: “Estaba en un duodécimo piso en Manhattan oyendo todas las versiones. De pronto, entendí que en todos los dormitorios en todo el mundo hay mucha gente ocupada con tantas cosas. Después de eso, dejé de pasar frente a las casas pensando ‘en este sitio todos son adictos a la televisión y llevan una vida mundana”.

El disco, con fines benéficos, le ha llevado años de planificación, pero el catalizador fue la devastación causada por el tsunami en el sureste asiático. ¿Por qué cree que las personas respondieron de manera tan contundente en este caso, mientras que otras emergencias humanitarias son ignoradas?

“Creo que se debe al hecho de que el desastre ocurrió un mes después de la elección de Bush. La catástrofe hizo que la gente pensara que realmente tenía poder para reconstruir las cosas, que podían marcar la diferencia. Por primera vez, desde la guerra de Vietnam, parece haber un sentimiento universal entre los seres comunes: que no están de acuerdo con las personas que dirigen el mundo”.

Björk es una “anarquista punk” confesa. Dice que la guerra en Irak la politizó. “Yo, que no soy muy asidua a las noticias, de pronto comencé a seguir los acontecimientos día a día, para saber qué pasaba. No sé los demás, pero en mi caso, al hacer cualquier cosa, al cenar con músicos o trabajadores (muchos de mis familiares son electricistas o carpinteros), todos hablaban de su desacuerdo o acuerdo con la guerra. Todos tenían una posición. Así que, aunque ha sido muy destructiva y desastrosa, el lado bueno es que la gente realmente quiere expresar su opinión”.

“Muchas veces me obsesiono con tonterías que a nadie más interesan. Es parte de mi carácter. Así que esta vez me entusiasmé por algo que preocupaba a todos los demás. No voy a hablar como si supiera de política, porque soy una aficionada, pero quizás pueda ser una portavoz de la gente que normalmente no se inmiscuye en la política”.

Medulla ha sido, hasta ahora, su producción más política, pero de manera única, en un disco a capella que presentaba sólo voces humanas: canto tirolés, beatbox, música coral islandesa. Según dice, fue una manera de contrarrestar “el estúpido racismo y patriotismo estadounidense” después del 11 de septiembre. “Fue mi manera de decir: ‘¿Qué pasa con el alma humana? ¿Qué pasó antes de que nos viéramos inmersos en problemas como la civilización, la religión y la soberanía?’”.

Otra gran influencia en los últimos tiempos para Björk ha sido la gestación y nacimiento de su hija Isadora. “Tomé verdadera conciencia de mis músculos y huesos. El cuerpo toma el control y hace cosas increíbles”. Björk, quien ahora tiene 39 años, es un ejemplo de madre moderna cuyos hijos están distanciados por una brecha generacional. Su hija tiene tres años y su hijo (Sindri) tiene 18.

“Es interesante para mí criar una hembra. Uno va a la juguetería y los personajes femeninos que hay allí (Cenicienta, la Bella Durmiente) tienen por tarea principal hallar al Príncipe Azul. Y me digo: ‘¡Un momento! ¡Estamos en 2005! Hemos luchado tanto para tener voz y no solamente vivir a través de nuestras parejas y, sin embargo, todavía vemos niñas de dos años recibiendo este mensaje de que lo único importante es hallar un vestido asombroso para que un chico te quiera’. Es algo que mi madre me decía cuando yo era pequeña, tanto que yo casi vomitaba, pero tenía razón”.

También tiene clara su postura acerca del equilibrio entre familia y trabajo. “Es increíble cómo la naturaleza prepara a las hembras para encargarse de la gente y sin embargo es difícil para ellas hacerse cargo de sí mismas”.

Un poco para su asombro, la cantante está adquiriendo cierto interés en los derechos de las mujeres. “Últimamente he observado que es más difícil para mí y mis amigas manejar las cosas que para los hombres. En los noventa había mucho optimismo: creímos que finalmente habíamos alcanzado la igualdad de derechos para mujeres y hombres... y, de pronto, todo se hizo trizas. Creo que es la primera vez, en las cientos de entrevistas que he concedido, que me monto en el tren del feminismo. En el pasado siempre intenté cambiar el tema. Pero creo que es tiempo de abordar estos asuntos”.

¿Le inspirará esto nuevas canciones? “Definitivamente, se está fermentando dentro de mí. Si Medulla puede considerarse como mi pronunciamiento personal acerca de la política, tal vez mi siguiente trabajo resulte ser mi percepción excéntrica del feminismo. Es como una gran insurrección, ya sea la revolución en Francia o lo que fue el punk para mí en los años setenta: uno rompe con toda la corrupción y al diablo con lo malo. Así puedes comenzar cosas nuevas. Pero según la ley de la naturaleza, todo vuelve a la calma, así que debemos revisarnos constantemente. Nunca debemos decir: ‘Bueno, superé la corrupción y todos alcanzaron la igualdad’. ¡Es posible que me vuelva feminista ahora, a mis años!”.

(escrito por Xavier Valiño en
www.zonadeobras.com/ultrasonica/entrevistas.htm)

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