Cuando algo cae en las manos de DJ Spooky (también conocido como Paul D. Miller), todo se transforma. Este músico de Brooklin representa junto con otros personajes que componen y residen en Nueva York (William Parker, Uri Caine, John Zorn, DJ Olive, DJ Wally, Matthew Shipp o EL P, por citar algunos) uno de los territorios musicales más fructíferos del mundo. Nueva York es un microcosmos superporoso, un territorio de conflicto donde cualquier influencia por leve que sea provoca terremotos musicales, una realidad tensa causa de una elástica tensión creativa. Una creatividad alimentada del diálogo entre el academicismo trasnochado y mercantilizado (la fast-cultura) del Gugenheim y el MOMA, con un vivísimo underground artístico.
La colaboración con el sello belga Sub Rosa, ya tardaba en llegar. Después de publicar los dos primeros volúmenes de la deleuziana serie An Anthology Of Sound And Electronic Music (primera y segunda a-cronología -sic-), Sub Rosa nos propone una nueva aventura: un viaje a través de su catálogo.
Rhythm Science es plataforma donde Dj Spooky nos propone relecturas de Antonin Artaud (Alienation et magie noire, 1947), William S Burroughs (The Five Steps, 1960), Brion Gysin (One Night @ the 1001, 1955), E.E. Cummings (Let’s from some loud unworld’s most rightful wrong), Gertrude Stein (If I told Him, a completed portrait of Picasso), Guillaume Apollinaire (Le pont Mirabeau, 1931), Kurt Schwitters (Ursonate, 1932), Tristan Tzara (Phases, 1949), al compás de Nuuk Posse, DJ Grazzhoppa, DJ Wally, Directions, Seefeel, Scanner, Merzbow, Kim Cascone, Bill Laswell, David Shea, Claude Debussy, Morton Feldman, Luciano Berio, David Toop, Lee Ranaldo, Mouse on Mars, Patti Smith, etc. (enumero porque la lista es bastante significativa).
Esta es la meseta que nos propone Miller, una estructura que produce suficientes conexiones como para generar nuevos sentidos. No hay mejor puesta en práctica de las teorías deleuzianas que esta: la transposición de los discursos de todos estos autores a material sonoro en manos del escultor/arquitecto/aventurero sonoro (todos ellos ya eran bastante conscientes de lo que significaba grabar su voz y convertirse en objeto sonoro), es la imagen perfecta del ataque del presente al resto de los tiempos. Miller es escultor en la medida en que conforma y manipula el material a su disposición, arquitecto en la medida en que construye nuevos habitáculos / contextos para todos ellos y aventurero por lo que tiene de desconocida la senda por donde nos lleva (el nombre lo dice todo -que da miedo-).
Spooky repite las palabras de todos estos artistas y poetas para producir diferencia, y la diferencia constituye la expresión de la repetición. La repetición nos pone de manifiesto el eje diacrónico. El eje donde se constituye la diferencia interna, la diferencia en si misma, la que hará que lo que es devenga algo diferente de si mismo. La diferencia ya no se mide respecto al otro, sino más bien respecto a si mismo y a la distancia temporal que lo separa del presente: “(...) el sentido nunca es principio ni origen, es producto. No está por descubrir ni reemplazar, está por producir con nuevas maquinarias” (G.Deleuze, Lógica del sentido, 1989).
Esto es lo que pasa en esta mezcla, se nos propone resituar todo lo que sabíamos sobre estos creadores, recombinarlo y generar nuevos sentidos y sobre todo estar dispuestos a que otro Paul D. Miller nos vuelva a afirmar a golpe de beat que aun no esta todo dicho y mucho menos esta todo hecho en el espacio de la creación musical.
www.muzikalia.com/leerdisco.php?referencia=899
Paul D.Miller alias “Dj Spooky that Subliminal Kid”, es artista conceptual y multimedia, escritor, músico, filósofo y activista político-musical afincado en Nueva York. Su primera colección de ensayos Rhythm Science se incluyó en varias listas de los mejores libros del 2004 y sus trabajos Optometry (2002) -sobre lo que podemos denominar jazz hip hop- o Dubtometry (2003), una remezcla del anterior, son discos de cabecera para muchos de los amantes de la música electrónica contemporánea.
Gran parte de la filosofía de Paul D. Miller a.k.a DJ Spooky con respecto al mundo de la imagen y el sonido reside en el concepto de remix. Esa remezcla que hace posible la reinterpretación de un mismo texto, sea del tipo que sea, por diferentes autores desarrolla desde hace años un perfil psicológico que para él ya está instalado en nuestras sociedades: el DJ. Nos da igual hablar de disc jockeys, de video jockeys o de light jockeys, lo que importa son los conceptos de reutilización, de remezcla, de reciclaje, transformación, sampling. “La mezcla (el remix) es el lenguaje invisible de nuestro tiempo y el ser DJ es una de las formas de arte más importantes a finales del siglo XX. Las mezclas de un DJ son esculturas de estado de ánimo”, ha escrito Paul.
Las limitaciones legales en cuanto a la propiedad intelectual son las que en muchas más ocasiones de las que debieran desvirtúan el concepto de remix y reniegan de su uso como experiencia creativa legítima. Quizás fue esa una de las razones para que el artista afroamericano haya preferido uno de los clásicos y más polémicos filmes del cine mudo “El nacimiento de una nación” (D.W. Griffith, 1915) para su espectáculo audiovisual; un filme ya en dominio público y fuera de cualquier sospecha de lo que por ahí llaman piratería, además de la utilización crítica de sus contenidos contra una serie de valores que siguen aún en nuestros días enfrascados en la sociedad americana y, por desafortunada extensión, en muchas de las sociedades occidentales.
Con el espectáculo DJ Spooky’s Rebirth of a Nation, el artista da un vuelco a la accesibilidad del filme, reduciendo en poco más de una hora la película y combinando sus imágenes y textos con la potencia de la música electrónica y la elocuente agudeza de Miller para mostrarnos los oscuros y monstruosos sótanos históricos -y presentes- más comunes en la sociedad americana. El orden cronológico en el que DJ Spooky coloca los fragmentos es diferente al original y los personajes están muy estereotipados, asimilándolos a prisioneros dentro de un museo. Todo el mundo quiere estar dentro pero hay muy poco espacio, un tratamiento puramente físico y, sin duda, irónico de la realidad que pretendía mostrar Griffith.
Sobre el escenario, sin más compañía que sus diferentes y múltiples platos, monitores y laptops, tres grandes pantallas muestran las imágenes de “Birth of a nation” reeditadas y manipuladas para la ocasión y acompañadas por los cortes de audio en directo de Dj Spooky, que mezcla instrumentos de cuerda con hip-hop o jungle. Sin dejar de subrayar los revolucionarios avances de Griffith en el lenguaje cinematográfico, tales como el montaje en paralelo, DJ Spooky enfatiza en su concierto la fuerza del papel desempeñado por el DJ y VJ para mostrar los símbolos y mitos de la idea original de la película. Se pudiera decir que vemos la película a través de los ojos del VJ y a través de los oídos del DJ.
Las inolvidables y grotescas imágenes del Ku Klux Klan construidas por Griffith como figuras dignas y heroicas, aparecen en la versión de Miller como fantasmas diabólicos de una política y una sociedad contemporánea que no ha conseguido deshacerse de determinados elementos xenófobos que, por mucho que intente ocultar, siempre resurgen de las tinieblas. La reinterpretación de la película realza su ritmo en pro de un remix de estridente urgencia, tristeza y horror. “Es a través de la mezcla en donde todo se conjuga. La reconfiguración de lo étnico, lo nacional, la identidad sexual y la voluntad humana es lo que conlleva a otra era de evolución social”, afirma Paul D. Miller, reincidiendo en el concepto de remezcla al que le da tanta importancia su obra.
El proyecto, que tiene ya tres años de vida, ha querido desde el principio denunciar las jerarquías sociales y modelos neofeudales resurgentes en la cultura americana - desde la elección de Bush en 2000, donde los electores negros fueron eliminados en las listas del Sur, al impacto en el cine que conlleva la elección de Schwarzenegger en California. DJ Spooky’s Rebirth of a Nation es un proyecto comisionado por el Lincoln Center Festival, el Festival D’Automme à Paris, el Spoleto Festival USA y el Wiener Festwochen de Viena; ha visitado ya ciudades como San Francisco, Chicago, Londres o Sydney.
www.zemos98.org/spip/article.php3?id_article=93
La colaboración con el sello belga Sub Rosa, ya tardaba en llegar. Después de publicar los dos primeros volúmenes de la deleuziana serie An Anthology Of Sound And Electronic Music (primera y segunda a-cronología -sic-), Sub Rosa nos propone una nueva aventura: un viaje a través de su catálogo.
Rhythm Science es plataforma donde Dj Spooky nos propone relecturas de Antonin Artaud (Alienation et magie noire, 1947), William S Burroughs (The Five Steps, 1960), Brion Gysin (One Night @ the 1001, 1955), E.E. Cummings (Let’s from some loud unworld’s most rightful wrong), Gertrude Stein (If I told Him, a completed portrait of Picasso), Guillaume Apollinaire (Le pont Mirabeau, 1931), Kurt Schwitters (Ursonate, 1932), Tristan Tzara (Phases, 1949), al compás de Nuuk Posse, DJ Grazzhoppa, DJ Wally, Directions, Seefeel, Scanner, Merzbow, Kim Cascone, Bill Laswell, David Shea, Claude Debussy, Morton Feldman, Luciano Berio, David Toop, Lee Ranaldo, Mouse on Mars, Patti Smith, etc. (enumero porque la lista es bastante significativa).
Esta es la meseta que nos propone Miller, una estructura que produce suficientes conexiones como para generar nuevos sentidos. No hay mejor puesta en práctica de las teorías deleuzianas que esta: la transposición de los discursos de todos estos autores a material sonoro en manos del escultor/arquitecto/aventurero sonoro (todos ellos ya eran bastante conscientes de lo que significaba grabar su voz y convertirse en objeto sonoro), es la imagen perfecta del ataque del presente al resto de los tiempos. Miller es escultor en la medida en que conforma y manipula el material a su disposición, arquitecto en la medida en que construye nuevos habitáculos / contextos para todos ellos y aventurero por lo que tiene de desconocida la senda por donde nos lleva (el nombre lo dice todo -que da miedo-).
Spooky repite las palabras de todos estos artistas y poetas para producir diferencia, y la diferencia constituye la expresión de la repetición. La repetición nos pone de manifiesto el eje diacrónico. El eje donde se constituye la diferencia interna, la diferencia en si misma, la que hará que lo que es devenga algo diferente de si mismo. La diferencia ya no se mide respecto al otro, sino más bien respecto a si mismo y a la distancia temporal que lo separa del presente: “(...) el sentido nunca es principio ni origen, es producto. No está por descubrir ni reemplazar, está por producir con nuevas maquinarias” (G.Deleuze, Lógica del sentido, 1989).
Esto es lo que pasa en esta mezcla, se nos propone resituar todo lo que sabíamos sobre estos creadores, recombinarlo y generar nuevos sentidos y sobre todo estar dispuestos a que otro Paul D. Miller nos vuelva a afirmar a golpe de beat que aun no esta todo dicho y mucho menos esta todo hecho en el espacio de la creación musical.
www.muzikalia.com/leerdisco.php?referencia=899
Paul D.Miller alias “Dj Spooky that Subliminal Kid”, es artista conceptual y multimedia, escritor, músico, filósofo y activista político-musical afincado en Nueva York. Su primera colección de ensayos Rhythm Science se incluyó en varias listas de los mejores libros del 2004 y sus trabajos Optometry (2002) -sobre lo que podemos denominar jazz hip hop- o Dubtometry (2003), una remezcla del anterior, son discos de cabecera para muchos de los amantes de la música electrónica contemporánea.
Gran parte de la filosofía de Paul D. Miller a.k.a DJ Spooky con respecto al mundo de la imagen y el sonido reside en el concepto de remix. Esa remezcla que hace posible la reinterpretación de un mismo texto, sea del tipo que sea, por diferentes autores desarrolla desde hace años un perfil psicológico que para él ya está instalado en nuestras sociedades: el DJ. Nos da igual hablar de disc jockeys, de video jockeys o de light jockeys, lo que importa son los conceptos de reutilización, de remezcla, de reciclaje, transformación, sampling. “La mezcla (el remix) es el lenguaje invisible de nuestro tiempo y el ser DJ es una de las formas de arte más importantes a finales del siglo XX. Las mezclas de un DJ son esculturas de estado de ánimo”, ha escrito Paul.
Las limitaciones legales en cuanto a la propiedad intelectual son las que en muchas más ocasiones de las que debieran desvirtúan el concepto de remix y reniegan de su uso como experiencia creativa legítima. Quizás fue esa una de las razones para que el artista afroamericano haya preferido uno de los clásicos y más polémicos filmes del cine mudo “El nacimiento de una nación” (D.W. Griffith, 1915) para su espectáculo audiovisual; un filme ya en dominio público y fuera de cualquier sospecha de lo que por ahí llaman piratería, además de la utilización crítica de sus contenidos contra una serie de valores que siguen aún en nuestros días enfrascados en la sociedad americana y, por desafortunada extensión, en muchas de las sociedades occidentales.
Con el espectáculo DJ Spooky’s Rebirth of a Nation, el artista da un vuelco a la accesibilidad del filme, reduciendo en poco más de una hora la película y combinando sus imágenes y textos con la potencia de la música electrónica y la elocuente agudeza de Miller para mostrarnos los oscuros y monstruosos sótanos históricos -y presentes- más comunes en la sociedad americana. El orden cronológico en el que DJ Spooky coloca los fragmentos es diferente al original y los personajes están muy estereotipados, asimilándolos a prisioneros dentro de un museo. Todo el mundo quiere estar dentro pero hay muy poco espacio, un tratamiento puramente físico y, sin duda, irónico de la realidad que pretendía mostrar Griffith.
Sobre el escenario, sin más compañía que sus diferentes y múltiples platos, monitores y laptops, tres grandes pantallas muestran las imágenes de “Birth of a nation” reeditadas y manipuladas para la ocasión y acompañadas por los cortes de audio en directo de Dj Spooky, que mezcla instrumentos de cuerda con hip-hop o jungle. Sin dejar de subrayar los revolucionarios avances de Griffith en el lenguaje cinematográfico, tales como el montaje en paralelo, DJ Spooky enfatiza en su concierto la fuerza del papel desempeñado por el DJ y VJ para mostrar los símbolos y mitos de la idea original de la película. Se pudiera decir que vemos la película a través de los ojos del VJ y a través de los oídos del DJ.
Las inolvidables y grotescas imágenes del Ku Klux Klan construidas por Griffith como figuras dignas y heroicas, aparecen en la versión de Miller como fantasmas diabólicos de una política y una sociedad contemporánea que no ha conseguido deshacerse de determinados elementos xenófobos que, por mucho que intente ocultar, siempre resurgen de las tinieblas. La reinterpretación de la película realza su ritmo en pro de un remix de estridente urgencia, tristeza y horror. “Es a través de la mezcla en donde todo se conjuga. La reconfiguración de lo étnico, lo nacional, la identidad sexual y la voluntad humana es lo que conlleva a otra era de evolución social”, afirma Paul D. Miller, reincidiendo en el concepto de remezcla al que le da tanta importancia su obra.
El proyecto, que tiene ya tres años de vida, ha querido desde el principio denunciar las jerarquías sociales y modelos neofeudales resurgentes en la cultura americana - desde la elección de Bush en 2000, donde los electores negros fueron eliminados en las listas del Sur, al impacto en el cine que conlleva la elección de Schwarzenegger en California. DJ Spooky’s Rebirth of a Nation es un proyecto comisionado por el Lincoln Center Festival, el Festival D’Automme à Paris, el Spoleto Festival USA y el Wiener Festwochen de Viena; ha visitado ya ciudades como San Francisco, Chicago, Londres o Sydney.
www.zemos98.org/spip/article.php3?id_article=93
1 comentario:
Los d ela teja pride me prestaron varios trabajos de este genio. La verdad que su arte vale la pena.
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