La aplicación de la metáfora del ordenador a las personas y a la sociedad hace asimismo imposible la ética real. La optimización de los seres humanos y las empresas en términos de ordenadores conduce a la lógica de la velocidad, y ésta tiende a hacer que nuestras vidas pasen a estar basadas en otra forma de supervivencia.
A altas velocidades, la meta social pasa a ser la misma que buscan los conductores de bólidos: mantener el vehículo estable de modo que no se salga de la pista. Aquí, el ideal de la estabilidad amenaza con sustituir nuevamente a la ética.
Cabría decir que, por ejemplo, existe una barrera de la ética, una velocidad rebasada en la cual la ética deja de existir. Una vez alcanzado ese punto, la única meta que queda es la de sobrevivir aquí y ahora. Pero sólo quienes no se centran meramente en el ahora para garantizarse su propia supervivencia son capaces de velar por los demás.
La eticidad exige pensar sin premuras de tiempo. La eticidad requiere asimismo una perspectiva temporal más amplia, es decir, responsabilizarse respecto a las consecuencias futuras de las tendencias dominantes y tener la capacidad de imaginar el mundo de forma diferente a la actual.
En consideración a este segundo y profundo problema de nuestra era, los hackers vuelven a ser capaces de ofrecer un ejemplo más o menos simbólico de una relación distinta y más comprensiva con el tiempo. Por ejemplo, Danny Hillis ha señalado que la humanidad se mueve a tal velocidad de desarrollo que es incapaz de ver nada salvo aquello que ya está aquí o, en el mejor de los casos, lo que se viene encima dentro de un par de años, debido a la velocidad general. En 1993 escribió: "Cuando yo era niño, la gente solía hablar de lo que sucedería en el año 2000. Ahora, tres décadas después, todavía hablan de qué sucederá el año 2001. El futuro ha ido retrocediendo año a año a lo largo de mi vida”.
Para contrarrestarlo, los hackers tradicionalmente se han reservado tiempo para experimentos imaginarios en relación incluso al futuro más distante.
Sabemos que los hackers informáticos se han sentido siempre cómodos en las investigaciones sobre el futuro y que muchos de ellos son grandes aficionados a la ciencia ficción. Así, no debe sorprendernos que un grupo de hackers se uniera a Hillis para lanzar la Long Now Foundation, cuya finalidad es alterar nuestra concepción del tiempo. El principal proyecto de la fundación consiste en construir un reloj que simbolice y estimule el pensamiento a largo plazo. Hillis escribía en este sentido: “Quiero construir un reloj que funcione una vez al año. La manecilla del siglo avanzará una vez cada cien años y el cuco saldrá cada milenio para anunciar los próximos diez mil años”.
Brian Eno, padre de la música ambient y otro de los miembros fundadores, lo bautizó como Reloj del Largo Ahora. Otros integrantes del proyecto son Mitch Kapor y Stewart Brand, que, como hemos visto, también fueron los fundadores de la Electronic Frontier Foundation. Los diversos diseños que se barajaban como propuestas para dar forma real al aparato temporal iban desde un gigantesco mecanismo relojero en el desierto de California hasta la idea de Peter Gabriel de construir un jardín en el que las efímeras flores marcaran el paso de las estaciones, y las secoyas gigantes, el paso de los años.
En fecha reciente, la fundación se ha decidido a adquirir unos terrenos para el reloj contiguos al Parque Nacional Great Basin en Nevada. Lo principal del reloj, sin duda, no es su mecanismo sino su capacidad de ponernos simbólicamente en sintonía con un sentido diferente del tiempo. Está pensado para ser un símbolo ético, similar a las primeras imágenes del planeta azul publicadas por la NASA en 1971. Aquellas imágenes nos hicieron ver la tierra como un todo y también como un pequeño y frágil planeta en medio de la inmensidad del espacio exterior, y por ello los grupos ecologistas las escogieron como símbolos.
En el Reloj del Largo Ahora, la tecnología es eliminada del modelo de temporalidad dominante en la sociedad red, y puesta al servicio de un ritmo que da una oportunidad a la preocupación responsable. Nos lleva desde el ideal de mantener la estabilidad a gran velocidad al de un ser ético genuino.
(Extractado de “La ética del hacker y el espíritu de la era de la información”, escrito por Pekka Himanen)
Aporte de Enrique Aguerre
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