El poder de las palabras yace no solo en su significado, sino también en su efecto musical. Los vegetalistas usan una serie de cánticos mágicos llamados ícaros que se derivan de plantas alucinógenas y también personifican los propios poderes del chamán.
Cantar, al igual que el chamanismo, se contempla como la culminación de un potencial humano para el crecimiento: “Un hombre es como un árbol. Bajo condiciones apropiadas, le crecen ramas. Las ramas son los ícaros.”
La experiencia del reino de los espíritus en el chamanismo está muy unida a la música. En particular, hay una potente conexión entre el trance y la regularidad rítmica de los instrumentos de percusión. Prácticamente en todas las regiones donde se encuentra chamanismo, el tambor es el instrumento chamánico por excelencia. En América del Sur y del Norte también está muy extendido el sonajero, mientras que en algunas zonas del sur y sureste de Asia, los chamanes pueden entrar en trance agitando rítmicamente un puñado de arroz sobre su criba. Los chamanes soras a veces golpean con un palo los cuernos de un búfalo descabezado.
El significado simbólico de un instrumento puede ir mucho más allá del sonido que produce. En el norte de Siberia, el tambor puede representar al reno salvaje de cuya piel está hecho y el chamán puede usarlo para viajar a otros mundos. El tambor puede usarse también como barco o como recipiente para recoger espíritus, y puede estar decorado con dibujos de animales y familiares del chamán, para que puedan multiplicarse y tener salud.
“El fuego estaba apagado y había oscuridad y silencio total. Sentado en un rincón de la tienda de corteza de abedul, el chamán tocaba quedamente la domra (es el nombre de un ancestral instrumento de algunos pueblos de Asia Central del tipo del laúd, con pequeña caja armónica y sólo tres cuerdas. Una especie de balalaika), y cantaba durante largo tiempo convocando a sus espíritus. El sonido de la domra procedente del rincón de la tienda empezó de pronto a moverse. Sonaba al principio como si procediese del centro de la tienda, al principio al nivel del suelo, subiendo luego hasta el techo y finalmente alejándose, a veces cesando completamente y luego volviendo a ser audible, acercándose lentamente desde la lejanía. El janti me explicó en un murmullo que el chamán flotaba, llamando a sus espíritus.
Y de pronto, en la oscuridad, alguien pareció pasar volando (como más tarde explicaron, era el chamán que salía volando de la tienda). La tienda empezó a llenarse con un intrigante sonido crujiente, y de pronto se oyeron diversos sonidos, parecidos a los reclamos de pájaros y otros animales (el melodioso canto del cuco, el aleteo de un búho enorme, el grito de patos asustados y hasta una ardilla). Las personas sentadas en la tienda estaban rodeadas de toda una multitud de espíritus de animales. De pronto, alguien pareció volar dentro de la tienda desde lo alto, y de nuevo se oyó como si la domra sonara desde diferentes partes de la tienda, bajo el techo o a lo lejos.”
(extractos del libro “El Chamán” de Piers Vitebsky)
Cantar, al igual que el chamanismo, se contempla como la culminación de un potencial humano para el crecimiento: “Un hombre es como un árbol. Bajo condiciones apropiadas, le crecen ramas. Las ramas son los ícaros.”
La experiencia del reino de los espíritus en el chamanismo está muy unida a la música. En particular, hay una potente conexión entre el trance y la regularidad rítmica de los instrumentos de percusión. Prácticamente en todas las regiones donde se encuentra chamanismo, el tambor es el instrumento chamánico por excelencia. En América del Sur y del Norte también está muy extendido el sonajero, mientras que en algunas zonas del sur y sureste de Asia, los chamanes pueden entrar en trance agitando rítmicamente un puñado de arroz sobre su criba. Los chamanes soras a veces golpean con un palo los cuernos de un búfalo descabezado.
El significado simbólico de un instrumento puede ir mucho más allá del sonido que produce. En el norte de Siberia, el tambor puede representar al reno salvaje de cuya piel está hecho y el chamán puede usarlo para viajar a otros mundos. El tambor puede usarse también como barco o como recipiente para recoger espíritus, y puede estar decorado con dibujos de animales y familiares del chamán, para que puedan multiplicarse y tener salud.
“El fuego estaba apagado y había oscuridad y silencio total. Sentado en un rincón de la tienda de corteza de abedul, el chamán tocaba quedamente la domra (es el nombre de un ancestral instrumento de algunos pueblos de Asia Central del tipo del laúd, con pequeña caja armónica y sólo tres cuerdas. Una especie de balalaika), y cantaba durante largo tiempo convocando a sus espíritus. El sonido de la domra procedente del rincón de la tienda empezó de pronto a moverse. Sonaba al principio como si procediese del centro de la tienda, al principio al nivel del suelo, subiendo luego hasta el techo y finalmente alejándose, a veces cesando completamente y luego volviendo a ser audible, acercándose lentamente desde la lejanía. El janti me explicó en un murmullo que el chamán flotaba, llamando a sus espíritus.
Y de pronto, en la oscuridad, alguien pareció pasar volando (como más tarde explicaron, era el chamán que salía volando de la tienda). La tienda empezó a llenarse con un intrigante sonido crujiente, y de pronto se oyeron diversos sonidos, parecidos a los reclamos de pájaros y otros animales (el melodioso canto del cuco, el aleteo de un búho enorme, el grito de patos asustados y hasta una ardilla). Las personas sentadas en la tienda estaban rodeadas de toda una multitud de espíritus de animales. De pronto, alguien pareció volar dentro de la tienda desde lo alto, y de nuevo se oyó como si la domra sonara desde diferentes partes de la tienda, bajo el techo o a lo lejos.”
(extractos del libro “El Chamán” de Piers Vitebsky)
1 comentario:
hola! gracias por la informacion compilada, excelente pagina!
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